Descubren en Getafe un ciervo único de hace 84.000 años

Descubren en Getafe un ciervo único de hace 84.000 años

Recreación del «ciervo el Pleistoceno»

Fuente: ABC.es | 10 de noviembre de 2014

Hasta que lo bauticen como es debido vamos a llamarle «ciervo del Pleistoceno». Se paseaba por el Valle del Manzanares hace 84.000 años. No es un gamo ni un cérvido al uso. Lucía una figura esbelta, cuerpo moteado, buena planta y unas astas singulares. Únicas. Parece que sirvió de alimento a los neandertales pero se extinguió al no resistir una glaciación. Sus restos fueron hallados en la zona de Preresa (Getafe) hace algunos años.

Hoy, ya identificado, Madrid puede presumir, dentro de su patrimonio arqueológico, del esqueleto completo de este mamífero. Nadie más lo puede hacer.

El Museo Arqueológico Regional ha restaurado los restos paleontológicos de esta especie de mamífero prácticamente desconocida hasta ahora en el Pleistoceno ibérico y europeo. Ha sido un trabajo minucioso que ha contado con un equipo multidisciplinar. Pero, como todo lo que se hace con profesionalidad y cariño, esos trabajos han dado sus frutos: ahí está, enterito, el «ciervo del Pleistoceno» que pronto se exhibirá en el citado museo regional.

La osamenta nos dirá muchas cosas de aquella época; de 84.000 años atrás. De su clima, su vegetación, el hábitat, los moradores y las costumbres de neandertales y animales. Quien conoce su pasado está mejor preparado para enfrentarse al futuro, dicen los sabios. Y remontarse al Pleistoceno superior inicial no es un viaje cualquiera. Ese ciervo puede ser una enciclopedia. Los expertos confían en que nos dará mucha información sobre el comportamiento del neandertal y, quizás, de lo que pasó hasta la llegada del Homo sapiens.


Se sabe que es un ciervo mediterráneo, ya extinto, y la especie de cérvido europeo menos conocida. Con anterioridad al hallazgo del yacimiento de Preresa se habían encontrado restos de este ejemplar en el sur de Francia (de entre 35.000 y 90.000 años) y también en España. Concretamente en la Cueva del Rinoceronte, en Barcelona, un yacimiento datado también en 90.000 años. Lo bueno del hallazgo del Valle del Manzanares es que se encontró el esqueleto completo. Ahí está la gracia. Y el éxito para tener toda la información sobre el animal. Tanto el Francia como en Barcelona solo se encontraron restos del cráneo y de la cornamenta.

Presencia humana

Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, no puede ocultar a ABC su satisfacción. «Estamos muy contentos», dice. Pero quien habla, y no para, de lo vivido en la excavación madrileña es uno de los directores de equipo, el arqueólogo Joaquín Panera. «Lo singular del yacimiento es que estaba el esqueleto completo y que se puede asociar a un importante descubrimiento arqueológico. Hay evidencia de la presencia humana y esto no había sucedido nunca. Demuestra que el ciervo ha servido de comida a los neandertales».

Panera relata que el Valle del Manzanares es como un «arca de Noé del pasado». Ese tramo final de nuestro aprendiz de río, afluente del Jarama y este, a su vez, afluente del Tajo, hacen de la zona una «autopista del saber» que ahora se está descubriendo. De hecho, los expertos ya consideran todo este valle como una de las zonas de yacimientos más importantes del Paleolítico de toda Europa.

De todo, caballo, zorro...

En realidad, el equipo de Panera buscaba restos de elefantes. Sí, sí, elefantes por donde hoy transcurren autopistas y rascacielos. Pero se encontraron, en Getafe, con esos restos de paquidermo y, también, de un bos primigenius (una especie de toro muy grande), de caballo, de zorro... y del «ciervo del Pleistoceno». ¿Era un gamo?, ¿un ciervo común? La sorpresa más gratificante fue dar con el esqueleto completo de un ciervo desconocido por los científicos hasta ese momento en la geografía madrileña.

Herramientas líticas

El yacimiento de Preresa era un filón. Un pozo de sabiduría y misterios que había que desvelar. En ello siguen. De momento, ya se sabe que los neandertales utilizaban la médula de los huesos de los elefantes ahí encontrados como aporte vitamínico y proteínico. Los restos óseos de las patas de estos paquidermos aparecieron rotas. Y no por casualidad. Estaban partidas por hachas para extraer el tuétano. Esta teoría se apoya en el hallazgo, también, de herramientas líticas elaboradas por los neandertales.

Los trabajos de excavación los ha financiado la Dirección General del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Junto con Panera han intervenido los arqueólogos Susana Rubio y Alfredo Pérez-González así como el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Jan van der Made. José Yravedra ha sido el tafónomo que ha descubierto los huesos de elefante. Ahora, a esperar que esos restos óseos nos sigan hablando a todos.

 

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 19, 2014 a las 4:17pm

El esqueleto de un ciervo que vivió hace 84.000 años se exhibe en el Museo Arqueológico Regional

Fuente: teinteresa.es | 18 de diciembre de 2014

La Comunidad de Madrid ha presentado hoy en el Museo Arqueológico Regional, por primera vez, el esqueleto completo de un ciervo que vivió hace 84.000 años en Madrid, hallados en Getafe en 2004 y que han sido restaurados íntegramente en este museo.

El Haploidoceros mediterraneus es una especie ya extinguida, y de la que apenas hay rastro en Europa. Con esta muestra, que permite contemplar el esqueleto mejor conservado de este cérvido hasta el momento, el Museo inaugura el presente de la arqueología madrileña.

Se trata de un nuevo espacio donde se expondrán al público, de forma periódica, los diferentes fondos del museo y piezas de especial relevancia científica.

Así lo ha explicado este jueves el director general de Patrimonio Histórico, Fernando Carrión, durante su visita al MAR, en la que estuvo acompañado del director del Museo, Enrique Baquedano.

Este nuevo proyecto expositivo permitirá al público saber más acerca del Haploidoceros mediterraneus, del que prácticamente no se tenía noticia hasta ahora.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 20, 2014 a las 3:31pm


UN CIERVO PALEOLÍTICO QUE EMIGRÓ DE ASIA A GETAFE Y UN YACIMIENTO ABANDONADO



Un neandertal, con un ciervo 'H. mediterraneus' al hombro, en Getafe. |ILUSTRACIÓN CEDIDA POR MAURICIO ANTÓN.

Un neandertal, con un ciervo ‘H. mediterraneus’ al hombro, en Getafe. | ILUSTRACIÓN CEDIDA POR MAURICIO ANTÓN.

Fuente:Laboratorio para sapiens | ROSA M. TRISTÁN| 20 de diciembre 

Hace unos día se presentaba en el Museo Arqueológico de Madrid un ciervo paleolítico madrileño. Sus huesos, enterrados hace 84.000 años junto al cauce el Jarama, a su paso por Getafe, lucen recién restaurados en el Museo Arqueológico Regional de Madrid. Se trata de un ‘Haploidoceros mediterraneus‘, una especie asiática que llegó a Europa en dos oleadas, hace 300.000 y unos 100.000, según los expertos, y que ahora el director del Museo, el arqueólogo Enrique Baquedano, utiliza para que los estudiantes y el público sean conscientes de lo que supone el trabajo científico en un contexto arqueológico. El rico yacimiento donde se encontró lleva 10 años sin excavar por falta de fondos para su investigación.

La exposición no es de grandes dimensiones: una vitrina en la que lucen los fósiles, que suponen casi el 100% del esqueleto, lascas utilizadas por los humanos que vivían por la zona, una foto de la excavación, y dos fantásticas ilustraciones de Mauricio Antón en la que se puede ver a un neandertal cargando con uno de estos ciervos, de unos 120 kilos, echando la gota gorda.

El ciervo, que inaugura un espacio bautizado como El presente de la arqueología Madrileña en el museo, estará expuesto hasta octubre y Baquedano confía en que “despierte vocaciones  paleontológicas porque explica el descubrimiento, restauración y estudio”; por ello ha llamado la exposición con el nombre científico del cérvido.

Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, en la presentación. |ROSA M. TRISTÁN

El paleontólogo Jan van der Made, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y el tafónomo José Yravedra, profesor en la Universidad Complutense (al menos hasta febrero, que acaba su actual contrato) han sido  los responsables del estudio del cérvido, que desde que se encontró, en 2005, ya se adivinaba distinto a los conocidos en Europa. “Lo encontramos en una gravera, en Preresa, hace casi 10 años, cuando se puso en marcha un proyecto para buscar yacimientos en la Comunidad, pues se conocían los mismos desde los años 70″, recuerda Yravedra para este Laboratorio.

Eran otros tiempos. Cuando había dinero para estas cosas de la ciencia. El primer año en este lugar ya encontraron un posible uro en conexión anatómica y restos de un elefante ‘comidos’ por humanos, que publiqué en EL MUNDO. Al siguiente, en 2005, apareció el ‘Haploidoceros‘, que por entonces era el primero del continente. Años después se localizó otro en Cataluña y también restos en Francia que se acabaron publicando en una revista científica antes. “Nosotros aún no hemos publicado un artículo sobre este ejemplar, siendo el más completo, porque la mayor parte del equipo está en precario y hemos tenido que dejarlo para buscarnos la vida con otros trabajos”, apunta el arqueólogo Yravedra.

Afortunadamente Van der Made, especialista en macrofauna del CSIC, sí pudo dedicarle tiempo y averiguó que sus extrañas astas tenían un pariente muy lejano: en Asia, de donde llegó en las dos oleadas mencionadas aprovechando un clima cálido. También averiguaron que vivía en zonas pantanosas y que su muerte fue natural, probablemente arrastrado por el río hasta quedar sepultado tal cual en un terreno limoso. Para su sopresa, carecía de marcas de corte hechas por herramientas de piedra, que sí había en otros animales en el mismo lugar. “Lo importante”, comentaba Baquedano, “no es sacar una pieza y punto, sino que se entienda el contexto en el que vivió y el proceso científico”.

Mauricio Antón y Jan Van Der Made, en la exposición. |@RosaTristán

Claro que de ese contexto hay muchas más preguntas pendientes que respuestas, asegura Yravedra, que participó en la excavación con sus responsables, Joaquín Panera y Susana Rubio.  “Sabemos que los humanos estuvieron allí y que comieron elefante, lo que no se ha visto en ningún otro lugar. También encontramos en Preresa el único diente de león que existe en Madrid, pero la investigación está parada desde hace una década; por desgracia, somos una generación en la que casi nadie tiene un contrato y si nadie paga, parece evidente que no podemos dedicarnos toda la vida a investigar gratis, aunque a menudo lo hacemos”, apunta el arqueólogo.

Yravedra ha sentido no poder ir a la inauguración, al estar dando clase, y haber aprovechado para pedir recursos para reabrir este yacimeinto al director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Fernando Carrión, que estuvo en la inauguración, en la que la que había muchas cámaras y fotógrafos. Podría interpretarse como interés por la ciencia, pero todo parece indicar que no es eso lo que llevó a Carrión a Alcalá de Henares, habida cuenta de que el dinero en esta comunidad ha ido para otros asuntos: candidaturas olímpicas, el proyecto retomado de la Ciudad de la Justicia, etcétera, etcétera.

Ahora bien. Que a un científico, cansado de que no le hagan caso desde las instituciones, no se le ocurra contar alguna noticia importante a un periodista sin foto de por medio, porque entonces le montan ‘la de San Quintín’ .

 

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 22, 2014 a las 10:35pm

Ver el vídeo en el enlace de EL MUNDO.

Fuente: EL MUNDO.es |  Teresa Guerrero | 22 de diciembre de 2014

Hienas, lobos, corzos, elefantes, uros (toros salvajes gigantes), jabalíes, zorros, caballos y leones habitaban el territorio que hoy es la Comunidad de Madrid hace 100.000 años. Entre los animales que probablemente convivieron con los neandertales en el Valle del Manzanares se encuentra una especie de ciervo ya extinta cuyo esqueleto completo ha sido desenterrado por primera vez en un yacimiento de Getafe.

'Haploidoceros mediterraneus' (ciervo de astas simples mediterráneo), como ha sido denominado este animal, ha sido presentado en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares, donde ya puede ser visitado por el público.

Se trata de una especie de ciervo europeo muy poco conocida, pues hasta ahora sólo se habían encontrado algunos restos de su cornamenta en dos yacimientos del sur Francia y en uno de Cataluña (en la Cova del Rinoceront de Castelldefels, Barcelona). El ejemplar madrileño, que vivió hace unos 85.000 años, es el único que ha sido hallado completo.

El hecho de que sólo hayan encontrado restos de este animal en el suroeste de Europa sugiere que estaba adaptado a sobrevivir en climas cálidos, según los científicos. Asimismo, creen que la extinción de su especie probablemente estuvo vinculada al cambio climático que experimentó el territorio que hoy es Europa con la llegada de la última glaciación.

Se desconocen las causas de la muerte de este ejemplar, un macho adulto. Sus huesos, explica César Laplana, paleontólogo del Museo Arqueológico Regional, no presentan cortes o marcas que indiquen que fue cazado por los neandertales o por otro animal (creen que debía ser presa de hienas, lobos y grandes felinos). Sin embargo, los paleontólogos se muestran convencidos de que estos ciervos, que probablemente no tuvieron poblaciones muy amplias, formaban parte de la dieta de los neandertales que habitaron en esta zona, y cuya actividad de caza ha quedado documentada en el yacimiento de Preresa de Getafe.

Así, durante los trabajos de excavación realizados entre 2003 y 2005 en una área de 255 metros cuadrados salieron a la luz herramientas líticas que, junto con las marcas de corte y percusión que han encontrado en algunos de los huesos, evidenciarían que estos homínidos cazaban animales y consumían su carne. Los neandertales, que debieron ser grandes cazadores de ciervos, gamos, corzos y grandes herbívoros, utilizaron también herramientas de madera aunque apenas se han conservado. Sí se han llegado hasta nuestros días lanzas que emplearían para cazar animales grandes.

"Este ciervo pudo ser presa de los neandertales", asegura Enrique Baquedano, director del Museo Arqueólogico Regional, durante la presentación del ejemplar. Al reconstruir artísticamente el ecosistema en el que vivieron, el ilustrador Mauricio Antón, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha situado a estos homínidos en un bosque de encinas.

Esqueleto del ciervo del Pleistoceno descubierto en Getafe. SERGIO GONZÁLEZ VALERO

En la ilustración, Antón ha retratado a un neandertal que carga con un ejemplar de 'Haploidoceros mediterraneus' a sus espaldas.¿Podía uno de estos homínidos transportar un animal de ese tamaño y recorrer con él largas distancias? "En mi opinión, sin ninguna duda", señala Baquedano, que considera que este hallazgo obligará a revisar las colecciones de cérvidos de los yacimientos en el Paleolítico medio.

Según explica en el catálogo publicado con motivo de estaexposición, muchos elementos anatómicos de ciervos y gamos se atribuyen a una u otro especie según su tamaño. Al tener el cérvido hallado en Getafe un tamaño intermedio entre ciervo y gamo, "habrá que revisar si los 'Cervus elaphus' pequeños o los Dama dama grandes no son en realidad, 'Haploidoceros mediterraneus'", señala.

El yacimiento de Preresa de Getafe, cuyos trabajos de excavación dirigieron los arqueólogos Joaquín Panera y Susana Rubio era una antigua arenera. Este ciervo se encontró en 2004, junto a restos de mamíferos como el corzo, el uro, el león, el tejón, la cabra montés y un gran proboscídeo (un elefante o mamut).

Otro aspecto destacado del estudio realizado a partir de los hallazgos en el yacimiento de Getafe es que, además de comprobar que los neandertales comían carne (algo que estaba ya muy documentado en diversos sitios arqueológicos), aquí han podido demostrar también que consumían la médula ósea, algo que según Laplana, se había comprobado en muy pocas ocasiones. "Debía ser un recurso alimenticio importante", señala.

Jan van der Made, el paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid que ha estudiado este esqueleto del Pleistoceno, añade que 'Haploidoceros mediterraneus' no está relacionado con ninguna de las especies de ciervos que viven en la actualidad en Europa, aunque sí parece que pudiera estar vinculado a un par de especies que habitan en Asia.

Con la exhibición de este ejemplar, el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid inaugura un nuevo espacio expositivo, denominado El presente de la arqueología madrileña, en el que periódicamente se mostrará a los visitantes fondos del museo y piezas de especial relevancia científica.

Esta primera muestra ha sido bautizada con el nombre científico del animal, 'Haploidoceros mediterraneus' con un claro objetivo. El título, según explica Enrique Baquedano, "es una provocación" con la que pretenden reivindicar que la paleontología y la arqueología son disciplinas de carácter científico "al 100%".

Un paisaje con reminiscencias africanas en Madrid

Algo más pequeño que el ciervo rojo o común actual y un poco más grande que un gamo. Así era 'Haploidoceros mediterraneus', el cérvido desenterrado en el yacimiento de Preresa (Getafe). Jan van der Made explica que se trataba de un macho adulto (sólo las hembras de los renos tienen astas, y son un poco más pequeñas que las de los machos). Su cornamenta tiene una morfología diferente a la de otras especies de cérvidos. Según relata César Laplana, hace 85.000 años el clima en el territorio que hoy es la Comunidad de Madrid debía ser parecido al actual: "Era similar, pues era cálido, no estábamos en una glaciación. Sin embargo, el paisaje tenía reminiscencias africanas, pues hemos encontrado muchas especies que en la actualidad todavía viven en ese continente y no en el europeo. En aquella época, en el Valle del Manzanares había hienas, leones, elefantes y probablemente leopardos".

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