Situado en un incomparable marco geográfico y paisagístico de la comarca Accitana, se encuentra en el extremo más oriental de las corrientes de difusión megalítica en el llamado Arco atlántico, remontando el valle del Guadalquivir y su afluente el, Guadiana Menor, en la frontera con la cultura de los Millares de Almería y el Mediterráneo.
El dolmen es del tipo corredor y cámara, realizado en base a ortostatos de tamaño mediano, con buen trabajo de cantería, apreciable en en el escuadrado de sus aristas y perfectas juntas de unión entre bloques. Se observa el expolio sufrido y la falta de intervención conservadora tendente a evitar nuevas fracturas en los ortostatos por la presión y humedad del terreno circundante. El túmulo se encuentra muy degradado y falta alguna losa de cubierta.
Por su tamaño debió usarse como enterramiento colectivo. No se aprecian grabados o pinturas en los bloques ya que, si los hubo, han desaparecido por la degradación sufrida a causa de la disolución de la roca por la acción del agua, tareas de labranza, expolio o reutilizaciones, ya que se detecta una ocupación continúa del terreno desde sociedades de cazadores- recolectores en los abrigos próximos, procesos de sedentarización como se observa en el uso de canalizaciones de agua y un rico y fértil suelo agrícola, explotado por las diferentes culturas que se han sucedido (Íbera, Romana, Árabe,etc.) hasta la actualidad con usos de pastoreo y explotación agrícola. En la actualidad se estudia su puesta en valor dentro de itinerarios culturales que aúnen los valores del Patrimonio Histórico, paisajísticos, antropológicos y de ocio, que permitan a la vez desarrollar los valores de conservación y sostenibilidad de los pobladores actuales y su legado al futuro, con su implicación en la explotación sostenible de este hábitat.