La prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición del Homo sapiens sapiens hasta la invención de la escritura, hace más de 5000 años (aproximadamente en el año 3300 a.C.). Pero según otros autores se terminaría con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a las primeras civilizaciones y Estados.
Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la Prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida de los seres antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad que provocaría una modificación sustancial del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el incremento de los intercambios comerciales de larga distancia. Así, no sería muy correcto estudiar dentro del ámbito de la Prehistoria sociedades de carácter totalmente urbano como los incas, mayas o mexicas en América, los ghana o zimbabue en África y los jemer en el sureste asiático, las cuales solamente son identificadas con este período por la ausencia de textos escritos que de ellas tenemos.
Foto: Vista exterior de la cueva de Shanidar, en el Kurdistán, tomada por el fotógrafo Safin Ahmed el 13 de abril de 2007.
Fuente: Rûdaw.net | 15 de abril de 2015 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Un equipo de investigadores ha descubierto restos de otro neandertal dentro de la Cueva de Shanidar, en Kurdistan, al norte de Erbil. Es el tercer descubrimiento Shanidar llevado a cabo por un equipo dirigido por británicos, cuya última serie de restos de antiguos seres humanos hallados en el lugar se remonta a descubrimientos de la década de 1950.
El arqueólogo británico Graeme Barker (izquierda), cuyo equipo ha hecho el descubrimiento el pasado martes, día 14 de abril, dijo al medio Rûdaw que los restos hallados en la Cueva de Shanidar datan 35.000 años antes de Cristo, y que su equipo está investigando por qué los neandertales se extinguieron. La cueva está situada en los montes Zagros, en la región del Kurdistán, en Irak, cerca de la frontera con Turquía.
Las excavaciones en Shanidar comenzaron bajo el arqueólogo estadounidense Ralph Solecki y sus colegas de la Universidad de Columbia desde 1951 hasta 1960. El equipo de Solecki recuperó los restos fosilizados de 10 individuos que datan entre hace 65.000 y 35.000 años.
Se consideró un gran descubrimiento en la historia de la evolución humana. Los hallazgos de Solecki mostraron evidencias de que los neandertales que vivieron en Shanidar pudieron haber practicado una temprana medicina y entierros rituales, lo que significa una creencia en el más allá.
Reproducción de un entierro neandertal en Shanidar (Irak). Imagen: JohnConnell, Flickr.
Otro neandertal hallado por el equipo de Solecki pudo haber muerto debido a una herida de arma blanca, lo que indica un primer ejemplo de los conflictos inter-humanos y el uso de armas.
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Guillermo Caso de los Cobos
Próximo Oriente: un agujero negro de la prehistoria
Fuente: reflexiones-de-un-primate.blogs.quo.es | 14 de mayo de 2015
Entrada a la cueva de Shanidar, en la región del Kurdistán del actual estado de Irak.
El arqueólogo británico Graeme Barker ha vuelto a poner de moda el conocido yacimiento neandertal de Shanidar, con el reciente hallazgo del individuo número 11 de la colección. Este yacimiento conoció su esplendor entre 1951 y 1960, cuando el arqueólogo norteamericano Ralph Solecki excavó una parte de la cueva y localizó restos fósiles de hasta nueve individuos. La antigüedad de los sedimentos de la cueva revela que los neandertales vivieron en ella hace entre 60.000 y 35.000 años.
La cueva de Shanidar se localiza en los montes Zagros de Irak, muy cerca de la frontera con Turquía y en la región del Kurdistán. Su importancia reside en cuestiones bien distintas. Para empezar y de modo general, sabemos que todo el próximo oriente es fundamental para entender una parte muy importante de la evolución humana en el último millón de años. En lo que respecta al yacimiento de Shanidar, el individuo número 3 se conserva fuera de las fronteras de Irak. Su residencia está en USA, en el Instituto Smithsonian y se expone en la entrada del Museo de Historia Natural de Washington. El resto de los fósiles (individuos 1, 2, 4-8) han podido desaparecer durante la guerra de 2003. Las réplicas de estos restos se conservan también el Instituto Smithsonian; pero no es lo mismo. La arqueóloga Melinda Zeder recuperó en 2006 los fósiles de la pierna y el pie del individuo número 10, así que aún quedan esperanzas para seguir aprendiendo de uno de los pocos yacimientos bien documentados de una región tan conflictiva.
Recreación de un enterramiento neandertal en la cueva de Shanidar (Institución Smithsonian).
Por otro lado, el yacimiento de Shanidar representó la fuente de inspiración de la escritora Jean Marie Auel, que estudió las características de los esqueletos hallados en este yacimiento. Así pudo dar vida a varios de los personajes del primer libro de su saga sobre la prehistoria: “El clan de oso cavernario”. Cada uno de los individuos recuperados entre los sedimentos de la cueva de Shanidar sirvió para recrear una historia muy personal de los personajes de esta novela, publicada en 1980.
Los restos fósiles de varios de sus individuos son testigos mudos de sus padecimientos físicos. El individuo 1 llegó a vivir hasta los 40-45 años. Había perdido un ojo y el brazo derecho y seguramente cojeaba de manera lastimosa. El individuo 3 (Smithsonian) había llegado hasta los 40-45 años, también en condiciones deplorables, debido a una degeneración de las articulaciones de sus piernas. Este individuo murió como consecuencia de una herida producida con un filo cortante (una especie de puñal de piedra), que interesó a la región de la novena costilla izquierda. Se puede especular sobre la violencia, que sin duda generó la rivalidad entre los propios grupos neandertales o de la violencia inter-específica entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis.
El último aspecto que podemos señalar de este yacimiento es tal vez el más apasionante para los profesionales. La cueva de Shanidar se localiza en una región clave para entender la expansión de nuestra especie fuera de los confines de África. Cada vez estamos más seguros de que Homo sapiens colonizó una parte de Eurasia atravesando el estrecho de Bab el-Mandeb hace unos 100.000 años. Sin embargo, la historia de nuestra expansión a través el Corredor Levantino resulta si cabe mucho más apasionante. Durante nada menos que 60.000 años los neandertales fueron capaces de detener el avance de Homo sapiens por esta región. Nos mezclamos con ellos de manera puntual, pero quizá anticipamos un conflicto territorial en esa región, que aún permanece en nuestros días con otros protagonistas.
La cueva de Shanidar fue ocupada por los neandertales aún después de que las poblaciones de Homo sapiens hubiesen logrado pasar el muro de contención, para entrar finalmente en Europa hace unos 40.000 años. Los vestigios arqueológicos del yacimiento de Shanidar nos hablan de una población prehistórica notablemente avanzada, que permiten comprender su resistencia ante el avance de nuestra especie.
Los párrafos precedentes son tan solo un ejemplo de las lecciones que podríamos aprender de los yacimientos de esta región del planeta. Será difícil dar con ellos y aún más complicado poder excavarlos en condiciones normales.
18 May 2015