Hallan evidencias en el norte de Sudán del primer conflicto armado a gran escala en la historia humana: hace 13.000 años

Los científicos están investigando lo que puede ser la guerra de razas más antigua, 13.000 años después de que la misma hiciera estragos en los confines del Sahara.

Fuente: The Independent | 14 de julio de 2014 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)

Científicos franceses, que trabajan en colaboración con el British Museum, han estado examinando decenas de esqueletos, la mayoría de los cuales parecen haber sido asesinados por arqueros que usaron flechas con puntas de sílex.

Los huesos -procedentes de Jebel Sahaba, en la orilla este del Nilo, en el norte de Sudán- son de víctimas del conflicto armado -relativamente a gran escala- más antiguo del mundo.

Durante los últimos dos años los antropólogos de la Universidad de Burdeos han descubierto
literalmente docenas de marcas de impacto de flechas no detectadas previamente, así como fragmentos de puntas de flechas de sílex en y alrededor de los huesos de las víctimas.

Esto se suma a la gran cantidad de puntas de flechas y marcas de impacto que ya se habían encontrado incrustadas en algunos de los huesos durante un examen anterior de los mismos en
los años de la década de 1960. Los restos -el contenido de todo un antiguo cementerio- fueron hallados en 1964 por el destacado arqueólogo estadounidense Fred Wendorf, pero, hasta las
investigaciones en curso, nunca se habían examinado con el uso de la moderna tecnología del
del siglo XXI.

Los arqueólogos durante las excavaciones en la década de 1960

Parte del material esquelético ha sido enviado, de forma permanente, al British Museum como parte de la apertura de una nueva galería sobre el antiguo Egipto.

Los científicos del British Museum tienen ahora como objetivo saber más acerca de las propias víctimas, desde el género que tenían a las enfermedades que padecían, y desde su dieta a la edad que ostentaban. El descubrimiento de docenas de marcas de impacto de flechas no detectadas previamente, y de fragmentos de puntas de flechas de sílex, indica que la mayoría de las personas -hombres, mujeres y niños- del cementerio de Jebel Sahaba murieron a manos de arqueros enemigos y luego fueron enterradas por su propio pueblo. Y lo que es más, la nueva investigación demuestra que los ataques -en realidad, una prolongada guerra de baja intensidad- se llevaron a cabo durante muchos meses o años.

Una investigación paralela de los últimos años también ha volcado nueva luz sobre quiénes eran estas víctimas en términos étnicos y raciales.

El trabajo, llevado a cabo por la Universidad John Moores de Liverpool, la Universidad de Alaska y la Universidad Tulane de Nueva Orleans, indica que formaban parte, en general, de la población subsahariana originaria, los antepasados ​​de los modernos africanos negros.

Sin embargo, la identidad de sus asesinos es menos fácil de determinar. Pero es concebible que hubieran sido personas de un grupo racial y étnico totalmente diferente, un pueblo con orígenes en el norte de África, Levante y Europa, que vivía alrededor de la mayor parte de la cuenca del Mediterráneo.

Los dos grupos -a pesar de que ambos pertenecían a nuestra especie Homo sapiens- se habrían visto muy distintos unos de otros, y también serían, casi con seguridad, muy diferentes lingüística y culturalmente. El grupo originario subsahariano tenía extremidades largas, torsos relativamente cortos, una mandíbula superior e inferior proyectada, frentes redondeadas y narices anchas, mientras que el grupo originario del Norte de África, Levante y Europa, tenía extremidades cortas, torsos largos y caras planas. Ambos grupos eran muy musculosos y de constitución fuerte.

Ciertamente, la zona norte de Sudán fue una importante área de contacto entre estos dos diferenciados grupos alrededor del período que nos ocupa. De hecho, los restos del grupo de población originaria del norte de África, Levante y Europa, han sido hallados a unos 320 Km al sur de Jebel Sahaba, lo que sugiere que las víctimas fueron masacradas en una zona donde ambas
poblaciones operaban.

Además, el período en el cual perecieron de forma tan violenta fue uno de gran competencia por los recursos, dado que parecen haber sido asesinados durante una grave crisis climática en la que muchas fuentes de agua se secaron, especialmente en verano.

Dicha crisis climática, conocida como Younger Dryas, habría estado precedida por unas condiciones húmedas y cálidas muy exuberantes que permitieron que la poblaciones se expandieran. Pero cuando dichas condiciones climáticas empeoraron temporalmente durante el Younger Dryas, los pozos de agua se secaron, la vegetación se marchitó y los animales o murieron o se trasladaron a la única fuente importante de agua que estaba disponible durante todo el año: el Nilo.

Todos los grupos étnicos de la zona se vieron obligados a hacer lo mismo y emigraron a las orillas (especialmente la orilla oriental) del gran río. Al competir por los escasos recursos, los grupos humanos se habrían enfrentado inevitablemente, y la investigación actual está demostrando la aparente magnitud de este sustancial y antiguo conflicto humano.

Imagen: Mapa del cementerio 117 en Jebel Sahaba. Los puntos rojos indican los que experimentaron una muerte violenta. 

Los esqueletos fueron originalmente encontrados durante unas excavaciones financiadas por la
UNESCO con el fin de investigar los enclaves arqueológicos que estaban a punto de ser inundados por la presa de Asuán. Todo el material del cementerio Jebel Sahaba fue llevado por el excavador Fred Wendorf a su laboratorio de Texas, y unos 30 años más tarde fue trasladado al cuidado del British Museum, el cual está trabajando ahora con otros científicos para llevar a cabo un nuevo e importante análisis de los mismos.

"El material esquelético es de gran importancia, no sólo por la evidencia del conflicto, sino también porque el cementerio Jebel Sahaba es el más antiguo que se ha descubierto en el valle del Nilo hasta el momento", dijo el Dr. Daniel Antoine (debajo), conservador de antropología física del British Museum en el departamento sobre el Antiguo Egipto y Sudán.

De las 59 víctimas de Jebel Sahaba, el material esquelético de dos de ellas se ha incluido en la nueva galería sobre el Antiguo Egipto. La exposición incluye fragmentos de puntas de flecha de sílex y una fractura que ha sanado en un antebrazo, sufrida, casi con toda seguridad, por una víctima que trató de defenderse levantando su brazo durante un episodio del conflicto.

  • Guillermo Caso de los Cobos

    La verdad sobre la primera gran masacre prehistórica en Jebel Sahaba, en el valle del Nilo

    Fosa con dos individuos en el cementerio de Jebel Sahaba. Los lápices indican la posición de los artefactos líticos asociados - Archivo Wendorf del Museo Británico

    La necrópolis de Jebel Sahaba, al norte de Sudán, donde hace unos 13.400 años se inhumó a más de medio centenar de personas, fue descubierta a mediados de la década de 1960. El sitio sorprendió a los arqueólogos por dos hitos principales: se trataba de uno de los primeros cementerios documentados en el mundo, datado a finales del Pleistoceno superior; y por las marcas de impactos que presentaba la mayoría de los huesos de aquellos hombres, mujeres y niños. El yacimiento está considerado como uno de los primeros testimonios de violencia interpersonal de la historia.

    Hasta ahora se creía que Jebel Sahaba reflejaba el trágico resultado de un simple enfrentamiento bélico, una sola batalla prehistórica —o masacre— entre dos grupos de cazadores-recolectores que habitaban la zona del valle del Nilo con un único enterramiento masivo. Sin embargo, un nuevo estudio científico, valiéndose de los últimos métodos antropológicos y forenses, pone en duda esta interpretación. La guerra entre estas comunidades, seguramente por controlar los recursos de la zona en un periodo de cambio climático, consistió en realidad en pequeñas y esporádicas escaramuzas, razias o emboscadas.

    Ubicación del cementerio Jebel Sahaba, Sitio 117, en el Valle del Nilo y mapa del área excavada y los entierros. Puntos rojos: individuos que presentan signos de violencia y / o lesiones traumáticas; puntos naranjas: lesiones recientemente identificadas en estos últimos individuos; puntos verdes: individuos recientemente identificados con signos de violencia y / o lesiones traumáticas; puntos grandes: individuos discutidos. Imagen cortesía del Archivo Wendorf del Museo Británico, modificado con Adobe Illustrator CS6

    Los especialistas del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia y las universidades de Burdeos y Toulouse han reanalizado los restos de 61 individuos hallados en la necrópolis y que se conservan en el British Museum. Los resultados se acaban de publicar en la revista Scientific Reports. Las nuevas técnicas microscópicas han revelado 106 lesiones previamente no identificadas, entre las que se distinguen heridas por proyectiles de flechas o lanzas de piedra —las más numerosas, con 52—, traumatismos o huellas relacionadas con la decadencia natural.

    De todos los esqueletos examinados, 41 registraban al menos una evidencia de herida cicatrizada o sin cerrar; y de este grupo, el 92% había sido lastimado con objetos arrojadizos o mediante golpes. "La presencia de lesiones previas al momento de la muerte de los individuos y otras que pudieron ser causa de la misma, según apuntan los investigadores, apoya firmemente la hipótesis de esporádicos y periódicos episodios de violencia interpersonal  entre estas comunidades del Valle del Nilo. Además, la frecuencia de los cortes curados "confirma que esos sucesos no fueron siempre letales y pudieron ocurrir varias veces durante la vida de un individuo".

    Ubicación e imágenes de las lesiones óseas observadas en el esqueleto denominado JS 14.

    Otra de las conclusiones más relevantes de los científicos es la ausencia de un patrón de violencia: hombres, mujeres y niños fueron atacados de forma indiscriminada. La guerra hace 13.400 años era, en esencia, la misma que se refinaría a lo largo de la historia, sin capacidad para distinguir entre edades o sexos. Uno de los casos que mejor ilustra la complejidad de Jebel Sahaba es un doble enterramiento de dos infantes de cuatro y cinco años, ambos con perforaciones en el cráneo y en los huesos de la cadera o el fémur provocadas por artefactos líticos.

    El cambio climático

    Mediante el reanálisis de todo el material arqueológico conservado, los investigadores han podido confirmar el uso de estos objetos, compuestos por varias láminas afiladas de piedra, como armas arrojadizas. Algunos, de hecho, presentan variaciones en la orientación del filo, lo que sugiere que estaban moldeados para causar el mayor daño y pérdida de sangre del enemigo.

    ¿Se puede entonces hablar de guerra prehistórica? "Teniendo en cuenta las heridas, la dirección de los proyectiles también revela un número similar de impactos en el cuerpo anteriores y posteriores que no respalda la hipótesis de batallas cuerpo a cuerpo", valoran los científicos. Se decantan, por lo tanto, en calificar esta historia como "pequeños episodios de violencia periódica en forma de asaltos o emboscadas contra dicha comunidad, unos lances que tuvieron que registrarse en un corto periodo de tiempo dada la homogeneidad del lugar y las prácticas de entierro".

    Marcas de impacto de proyectil en uno de los individuos de la necrópolis. Isabelle Crevecoeur and colleagues.

    La investigación descarta, en cualquier caso, que lo que sucedió en Jebel Sahaba se pueda encuadrar en un incidente de violencia doméstica; y también que se trate de una fosa común de una única batalla al comprobar la variación en las dataciones de algunos de los cuerpos. "Este análisis, que modifica la historia de la violencia en la Prehistoria, invita a reconsiderar otros yacimientos arqueológicos de la misma época", añaden.

    Los autores del estudio, encabezado por la paleoantropóloga Isabelle Crevecoeur (izquierda), apuntan que esta escalada de tensión en el Valle del Nilo a finales del Pleistoceno superior (entre hace 126.000 y 11.700 años) puedo haber sido causada por el cambio climático y las peleas por los recursos para sobrevivir:

    "La intensa rivalidad territorial entre los grupos de cazadores-recolectores de la región es probable que tuviese lugar cuando se vieron forzados a adaptarse a los drásticos cambios medioambientales  registrados al final del Último Máximo Glacial o a comienzos del Periodo húmedo africano".

    Fuente: elespañol.com | 28 de mayo de 2021