Fuente: deia.es | 13 de abril de 2015

Uribe Kosta es una auténtica joya para los arqueólogos. La labor que inició José Miguel de Barandiarán en los años 60 fue tan solo el impulso para una larga lista de yacimientos que no para de crecer.

De los últimos hallazgos, el más importante se encuentra en Aranbaltza (Vizcaya). Allí, a lo largo de las dos últimas campañas de verano, han trabajado los arqueólogos concienzudamente para conocer más del modo de vida de nuestros ancestros. Esta labor, apoyada por la Diputación Foral de Vizcaya y el Ayuntamiento de Barrika, ha dado sus frutos y ya se están preparando para, a finales de julio, comenzar una nueva fase de exploración de este yacimiento al aire libre.

En estas labores se han hallado armas, restos y utensilios de una antigüedad que oscila entre los 40.000 y los 100.000 años. “La cantidad y la calidad de los materiales que hemos encontrado hasta ahora es impresionante. No hay un yacimiento como este al aire libre en el Cantábrico”, explica Joseba Ríos (izquierda), director del equipo de trabajo que está llevando a cabo el estudio de este yacimiento. En él aparecen representados los periodos Musteriense -cultura neandertal- y, sobre todo, Chatelperroniense, periodo de transición entre la extinción Neandertal y los primeros humanos modernos.

“Los restos musterienses que hemos encontrado son muy ricos, pero tienen un especial valor todos los hallazgos del Chatelperroniense. Es un periodo muy interesante porque es muy escaso en la Península y tan solo hay tres o cuatro yacimientos en el Cantábrico”, señala Ríos.

Los resultados de estas investigaciones están siendo muy satisfactorios. De hecho, aunque aún están en estudios para confirmarlo, este estudio trabaja con la hipótesis de que haya estructuras de la época Chatelperroniense, lo que daría un mayor valor si cabe al yacimiento barrikoztarra. Si hay un artífice de que, por fin, las reliquias arqueológicas de Aranbaltza hayan sido encontradas y estudiadas, ese es Iñaki Líbano (derecha). Su labor totalmente profesional surgida desde la afición por la arqueología, ha abierto las puertas para que hoy se esté descubriendo Aranbaltza en toda su inmensidad. “Para mi es un honor trabajar con todo este grupo de profesionales y aprender con ellos”, indica Iñaki Líbano. Líbano se conoce al dedillo Uribe Kosta y puede ejercer de cicerone para los arqueólogos que llegan hasta el yacimiento barrikoztarra. “La zona de Kurtzia era muy buena por su sílex y sus condiciones para que los nómadas viniesen a abastecerse de este material”, explica.

Los trabajos de recuperación de las diversas piezas y restos que evidencian la actividad humana en este paraje se centra en una campaña de un mes que se lleva a cabo en verano. Pero el trabajo para hacer este estudio va mucho más allá. Desde lograr la logística necesaria para dar de comer y cobijo a las 14 personas que forman parte del equipo de trabajo, hasta clasificar los restos encontrados es una labor ardua y laboriosa. Lavar, investigar, siglar, estudiar y preparar la excavación, esos son los pasos a dar y, para ello el Museo Arqueológico ha cedido sus instalaciones al grupo de trabajo. “Tenemos un año para clasificar todos los restos encontrados. Trabajamos a contrarreloj y, a la vez, con la mirada puesta en la organización del próximo campo de trabajo”, indica Joseba Ríos.

OBJETIVO, MUSTERIENSE 

Una vez se han hallado múltiples restos de la época Chatelperroniense y de gran calidad, el objetivo que se marca el equipo de trabajo para este próximo verano es hallar más restos de la época Musteriense. “Nos vamos a centrar en encontrar evidencias del Musteriense porque es complicado encontrar este tipo de vestigios al aire libre”, incide Ríos. Por lo que han podido ver en Aranbaltza, estiman que puede haber trabajo para una o dos campañas más. Y es que, la actividad como cantera que tuvieron en el siglo XX estos terrenos, que en la actualidad son de propiedad privada, han hecho que se pierda gran parte de su patrimonio histórico. Pese a todo, Aranbaltza “tiene un valor enorme y puede poner a Barrika en el mapa”, argumenta Ríos.

El mapa de la arqueología es una disciplina en la que no solo se pueden encontrar yacimientos en cuevas. Aranbaltza demuestra que en la superficie también se pueden hallar elementos que ponen de manifiesto el legado de nuestros ancestros. En ese aspecto, Barrika cuenta con una gran joya en Aranbaltza.

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