Foto: Marcas de corte en un hueso de la pata de un cocodrilo muestran que los ancestros de los seres humanos se alimentaban de animales acuáticos, según fósiles hallados en Kenia.

Fuente: Science | Ann Gibbons| 1 de junio de 2010 (Traducción de G.C.C, para Terrae Antiqvae)

NOTA: Aunque este artículo data ya del año 2010 -y nos pasó desapercibido-, dado su interés procedo a exponerlo ahora.

Pudo haber sido como el primer "Todo lo que usted pueda comer en el Sushi Bar". Hace aproximadamente 1,95 millones de años, un grupo de los primeros ancestros humanos se asentaron a orillas de un antiguo lago o de un río en Kenia y reunieron unos peces y otros animales acuáticos de la costa y de aguas poco profundas. Con el uso de herramientas de piedra deshuesaron un pez-gato, evisceraron una tortuga y descarnaron las patas de un cocodrilo.

Hoy, sus restos -en forma de cientos de huesos y varios miles de herramientas de piedras- son la primera "evidencia definitiva" de que los homínidos descuartizaban y comían animales acuáticos, los cuales son ricos en ácidos grasos esenciales para el crecimiento del cerebro. Las conclusiones han sido publicadas en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

A) Imagen que muestra marcas de corte en una costilla de un bóvido. B) Falange de un gran reptil (¿un cocodrilo?) con múltiples estrías. C) Superficie interna del caparazón de una tortuga con dos marcas en forma de "V". D) Costilla de un rinoceronte con una gran marca en forma de "V". E) Placa del peto de una tortuga con una marca de corte sobre su superficie interna. F) Fragmento craneal de un pez-gato con una marca de corte. G) La imagen muestra arañazos sobre la superficie interna de un fragmento de la parte ventral del caparazón de una tortuga.

Los primeros cerebros humanos pronuncidamente grandes aparecen con el Homo erectus, hace aproximadamente 1,8 millones de años, y los investigadores han pensado durante mucho tiempo que nuestros antepasados comenzaron a comer más carne hace 2 millones de años, dando con ello un fuerte impulso a la materia gris cerebral. Algunos han sugerido que el pescado y los mariscos pudieron haber aparecido en su menú más o menos al mismo tiempo, puesto que los mariscos son ricos en ácido docosahexaenoico y en ácido araquidónico, también conocidos como ácidos grasos omega-3 y omega-6, los cuales son esenciales para el crecimiento del cerebro humano. Pero a excepción de los huesos de dos pez-gato, datados hace a alrededor de 1,8 millones años en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, ha habido pocas evidencias de un consumo temprano de pescado en la evolución humana. Seguramente, los homínidos lo comían cuando podían atraparlo o recogerlo con facilidad, pero ¿dónde están las evidencias?

En realidad, justo al norte del hogar del Homo erectus, en Koobi Fora, Kenia. El lugar de los nuevos fósiles fue descubierto en 2004, cuando el arqueólogo David R. Braun (izquierda) estaba inspeccionando las tierras áridas del noreste Koobi Fora como parte de una práctica de campo a cargo de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, donde fue un estudiante graduado. Él y su asesor, Jack Harris, encontraron miles de lascas de piedra primitivas, núcleos y fragmentos modificados de basalto, datados en hace 1.950.000 años.

Braun, Harris y sus colegas, también hallaron una gran variedad de huesos de al menos 48 animales acuáticos y terrestres, incluyendo 10 desmembrados en el mismo lugar en el transcurso de varias semanas o meses. Además de 41 huesos de peces-gato y de otros 15 peces, hallaron marcas de corte en los huesos de otros animales de agua dulce, incluyendo cocodrilos y tortugas.

"Aquí vimos la primera evidencia concluyente de que los homínidos comían pescado antes de que se hubiera producido un aumento espectacular en el crecimiento del cerebro", dijo el co-autor Brian Richmond (derecha), un paleoantropólogo de la Universidad George Washington, en Washington D.C.

Pero al parecer, los comensales no fueron quisquillosos: también comieron antílopes, hipopótamos y rinocerontes, "cualquier tipo de tejido animal que pudieron tener en sus manos", dice Richmond.

Los estudios de isótopos de carbono en los dientes de los animales, realizados por la geoquímica Naomi Levin (izquierda), de la Universidad Johns Hopkins, sugieren que el lugar donde comían era un hábitat boscoso húmedo, con palmeras, tal vez una delgada franja de bosque a lo largo de las orillas de un río o lago.

La identidad de los primeros consumidores de pescado es todavía un misterio, pues no se han encontrado huesos de homínidos en el lugar hasta el momento. Tanto australopitecos como primeros miembros del género Homo, esto es, eHomo habilis, han sido hallado en el este de Turkana, por lo que cualquiera de los dos podría haber dejado las herramientas encontradas.

Sin embargo, ambos homínidos tienen cerebros relativamente pequeños. Eso sugiere que nuestros antepasados ampliaron su dieta hace 1.950.000 años, allanando el camino para la expansión de su cerebro y, tal vez, la reducción del tamaño de sus dientes y mandíbulas, algo que también se observa en el Homo erectus, puesto que estos alimentos son relativamente fáciles de masticar, incluso crudos.

"La importancia de este enclave reside en la confirmación de que los homínidos en este período de tiempo temprano tenían una dieta muy variada ..., incluyendo a las tortugas y a los peces", dijo Leslie Aiello, presidenta de la Fundación Wenner-Gren para la Investigación Antropológica, Nueva York.

"Todo encaja muy bien con la hipótesis de que la expansión del cerebro se produjo en este periodo de tiempo".

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