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La más antigua inscripción hebrea, que data del siglo X antes de la era cristiana, ha sido descifrada, anunció este jueves el departamento de estudios bíblicos de la Universidad de Haifa (norte de Israel).

Vía: Diario Badajoz / 08 de enero de 2010

Según un comunicado de la universidad, el arqueólogo israelí Gershon Galil (izquierda) logró probar que una inscripción con tinta que figura en un fragmento de cerámica, que data del reinado de David, es el más viejo texto hebraico.

El fragmento de 15 centímetros por 16,5 cm fue descubierto hace año y medio cuando se realizaron excavaciones llevadas a cabo por otro arqueólogo, Yosef Garfinkel (derecha), en el sitio de Khirbet Qeiyafa, cerca del valle de Elah, en la región de Jerusalén.

La inscripción versa sobre el trato reservado a los pobres, esclavos, extranjeros, viudas y huérfanos, precisó el comunicado. Las palabras utilizadas son específicamente hebreas y los conceptos a los que se refiere están relacionados con la Biblia.

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La noticia puede verse ampliada en este enlace. Traducimos la misma libremente.

La más antigua inscripción hebrea bíblica, descifrada.


Traducción del texto:

1 ' no [lo] harás, sino que adorarás al [Señor].
2 ' Juzga al escla[vo] y a la viu[da] / Juzga al huér[fano]
3 '[y] al extranjero. [Su]plica por el niño / suplica por el po[bre y]
4 ' la viuda. Rehabilita [al pobre] en manos del rey.
5 ' Protege al po[bre y] al esclavo / [Apo]ya al extranjero.

El profesor Gershon Galil, de la Universidad de Haifa, que descifró la inscripción, señaló: "Esto indica que el reino de Israel ya existía en el siglo X a. C., y que al menos algunos de los textos bíblicos fueron escritos hace cientos de años, antes de las fechas presentadas por la investigación actual".

Es un gran avance en la investigación de las escrituras hebreas, que arroja nueva luz sobre el período en que fue escrita la Biblia. El profesor Gershon Galil, del Departamento de Estudios Bíblicos en la Universidad de Haifa, que ha descifrado la inscripción que data del siglo X a. C., (el período del reinado del rey David), ha demostrado que se trata de una inscripción en hebreo.

El descubrimiento hace que sea la escritura hebrea más antigua conocida. Su importancia se relaciona con el hecho de que al menos algunos de los escritos bíblicos fueron compuestos cientos de años antes que las fechas que presenta hoy en día la investigación, y que el Reino de Israel ya existía en ese momento.

La inscripción en sí, que fue escrita en tinta sobre un trozo trapezoide de cerámica de 15 cm x 16,5 cm, se descubrió un año y medio atrás en las excavaciones que se llevaron a cabo por el profesor Yosef Garfinkel en Khirbet Qeiyafa, cerca del valle de Elah. La inscripción se remonta al siglo X a. C., que fue el período del reinado del rey David, pero la cuestión de la lengua utilizada en esta inscripción había quedado sin respuesta, pues era complicado demostrar si en realidad era hebreo u otra lengua local.

Ostracon con la inscripción hebrea más antigua. Foto: Gaby Laron.

El desciframiento del Prof. Galil testifica que es hebreo, basándose en el uso de verbos particulares de la lengua hebrea y el contenido concreto de su cultura, y no adoptadas por cualquier otra cultura en la región. "Este texto es una declaración social, en relación a los esclavos, las viudas y los huérfanos. Utiliza verbos que son característicos de los hebreos, como asah ("hizo") y Avad ("trabajado"), que rara vez se utiliza en otros idiomas regionales. Palabras que aparecen en el texto como Almanah ("viuda") son específicos del hebreo y se escriben de manera diferente en otros idiomas locales. El contenido en sí mismo era también desconocido para todas las culturas en la región, además de la sociedad hebrea: la presente inscripción proporciona elementos sociales similares a los encontrados en las profecías bíblicas y es muy diferente de las profecías escritas por otras culturas que postulan la glorificación de los dioses y el cuidado de sus necesidades físicas", explica el profesor Galil.

Añade que una vez que esta lectura sea admitida, la inscripción se convertirá en la inscripción en hebreo más antigua encontrada, siendo testigo de la escritura del hebreo ya en el siglo X a. C.. Esto se opone a la datación de la investigación actual sobre la composición de la Biblia, la cual no ha reconocido la posibilidad de que la Biblia, o partes de ella, podrían haber sido escritas durante este período antiguo.

El profesor Galil también señala que la inscripción fue descubierta en una ciudad de la provincia de Judea. Él explica que, si hubo escribas en la periferia, se puede suponer que los habitantes de la región central y de Jerusalén eran escritores aún más competentes. "Ahora se puede mantener que era muy razonable pensar que durante el S. X a. C, en el reinado del rey David, hubo escribas en Israel que fueron capaces de escribir textos literarios e historiografías complejas, tales como los libros de los Jueces y de Samuel". Agrega que la complejidad del texto descubierto en Khirbet Qeiyafa, junto con las impresionantes fortificaciones reveladas en el sitio, refutan las afirmaciones que niegan la existencia del Reino de Israel en ese momento.

El contenido del texto expresa la sensibilidad social a la delicada situación de los miembros más débiles de la sociedad. La inscripción da fe de la presencia de extraños dentro de la sociedad israelí, ya en este período antiguo, y pide que se preste apoyo a estos extranjeros. Hace un llamamiento para cuidar a las viudas y huérfanos y que el rey -que en ese momento tenía la responsabilidad de frenar la desigualdad social- esté involucrado. Esta inscripción es similar en su contenido a las escrituras bíblicas (Isaías 1:17, Salmo 72:3, Éxodo 23:3, y otros), pero está claro que no se copia de cualquier texto bíblico.

Foto: Vista aérea de la fortaleza de Khirbet Qeiyafa en el valle de Elah.

Podéis ver más información y fotos sobre la excavación de la fortaleza en el valle de Elah en este enlace y este otro.


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Respuestas a esta discusión

Para ver como estaban los hechos antes de este descubrimiento es interesante consultar este artículo de Haaretz. Y para ver alguna respuesta inmediata desde el campo contrario no va mal éste.

En mi opinión hay, como siempre en estos temas, bastante desmadre de titulares sensacionales que pueden enmascarar un descubrimiento interesante de menos alcance. Hay que dejar madurar un poco el tema.
Saludos, Sr. David:

Gracias por los enlaces. El 1º, junto con el que yo puse, porque ayuda a recordar el escenario previo a la noticia; y el 2º, porque ya nos da, efectivamente, una muestra rapidísima de un tipo de reacción a las cuestiones planteadas por el profesor Gershon Galil. Hay otras más en la red que tampoco se han hecho esperar.

Qué duda cabe que los descubrimientos arqueológicos realizados en Israel tienen siempre un impacto notable en los que es difícil no sólo ya desligar los aspectos sensacionalistas en términos puramente arqueológicos, sino también las implicaciones políticas y religiosas que de ellos se suelen derivar. Son estas cuestiones imposibles de soslayar.

En el caso que nos ocupa, ni que decir tiene que, más allá de constatarse la longeva antiguedad que puede concederse a la escritura hebrea, es evidente que las declaraciones del profesor Gershon Galil pueden considerarse excesivas en sus conclusiones.

Mucho más ponderada y certera me parece la posición que ofrece, al respecto, el Dr. Robert R. Cargill en su blog, donde mantiene que la inscripción de marras no es prueba suficiente para suponer o concluir que la misma contribuye a que pueda pensarse en la existencia del rey David, que el mismo luchó contra Goliat, o que indica que la Biblia fue, o pudo ser, escrita antes de lo que actualmente se considera, para decirlo resumidamente.

Habrá por supuesto, de aquí en adelante, matizaciones por parte de historiadores de todas las tendencias, así como entre maximalistas y minimalistas bíblicos, sobre la repercusión de este ostracon, en orden a ajustarse a una mejor interpretación histórica del mismo, pero es también evidente que tal inscripción, junto con el contexto arqueológico que todavía se lleva a cabo en el lugar que se halló, proporciona y proporcionará elementos de análisis muy interesantes para comprender tan complejo periodo histórico israelí.

Estimado Sr. Servan:

Veo que no puede evitar, en lo que se refiere a estos temas, dar siempre su diagnóstico en términos político-ideológicos particulares. No me parece ni bien ni mal (está Ud. en su derecho), pero no sé si se da cuenta de que con esta actitud sesga Ud. demasiado no sólo su posición, reduciéndola a una simple postura fundamentalista de sentido contrario a la que denuncia, sino también los contenidos de los asuntos a debatir. ¿No le parece que es un proceder demasiado simple, un tanto tosco, muy maniqueo y sectario, con el cual se pierde la posibilidad de explorar las cuestiones desde perspectivas más plurales y enriquecedoras?
Lo que Ud. constata, Servan, es un hecho evidente. La cuestión de la arqueología en Palestina está tan permeada por intereses políticos que hace que sea muy difícil guardar una cierta ecuanimidad. Por una parte andan lo que van con la Biblia en una mano para justificar su presencia en tierras que sus antepasados directos jamás habitaron. Pero por la otra, cualquier descubrimiento que haga mención a relatos bíblicos de Salomón hacia atrás, es recibido de uñas de antemano. Para los palestinos, por ejemplo, la palabra "arqueología" es una simple cortina de humo para la ocupación. Si a eso se añade la funesta manía de muchos arqueólogos de magnificar y espectacularizar su tarea o de los grupos religiosos que copan internet y subvencionan cátedras y universidades, sin olvidar a los periodistas, que necesitan titulares, nos encontraremos con un panorama bastante espinoso para la arqueología de Palestina/Israel.
Una más reciente visión muy crítica con la interpretación del texto que se hace en casi toda la prensa aquí. Esta en castellano. (Recomiendo abstenerse de leer los comentarios. Son bastante "peculiares").
Puede leerse más abajo un ponderado y acertado artículo del historiador y comentarista político Walter Laqueur sobre el permanente conflicto entre arqueología, política y religión, en Israel y sobre el tema del post.

También puede leerse en este enlace un distinto diagnóstico (al ofrecido por el profesor Garfinkel) que sobre la inscripción de Kirbet Qeijafa realiza el experto en epigrafía antigua de Oriente próximo Christopher Rollston (en inglés).
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Por Walter Laqueur

La guerra de los arqueólogos.

Los orígenes de cada pueblo o nación se encuentran en la mitología y no en la historia como ciencia.

Vía: LAVANGUARDIA.ES / 07 de febrero de 2010.

Los arqueólogos e historiadores del mundo antiguo han estado riñendo durante mucho tiempo. La suya, después de todo, no es una ciencia exacta, sino un oficio. Indios y pakistaníes, por ejemplo, han mantenido discusiones encarnizadas sobre la civilización del valle del Indo. Durante treinta años ha habido asimismo una guerra encarnizada entre el arqueólogo bíblico y sus críticos. Era costumbre, hasta hace escasas generaciones, utilizar el Antiguo Testamento como una guía para excavar en Tierra Santa, aunque los escépticos han abundado durante mucho tiempo.

La escuela de los minimalistas (también llamada la de Copenhague-Sheffield) sostuvo que la Biblia podría ser indudablemente una gran obra literaria y teológica pero que como guía para la antigua Palestina es inútil e incluso susceptible de inducir a error. El rey David, probablemente, nunca existió y el rey Salomón probablemente nunca llegó a construir un grande y espléndido templo.

Los dignatarios religiosos árabes palestinos fueron aún más lejos y afirmaron que no había pruebas de que los judíos hubieran vivido en Palestina; probablemente llegaron en fecha bastante reciente de algún lugar del sur de Rusia. Así, las disputas llegaron a tener una carga notablemente emocional. Un conocido arqueólogo, el profesor estadounidense Albert E. Glock, incluso fue asesinado en circunstancias no del todo aclaradas hoy, un tema para una novela de suspense de Agatha Christie. Las discusiones no siempre siguieron derroteros de naturaleza étnica y política. Respetados arqueólogos israelíes se adscribieron también a la escuela minimalista... Y hubo quienes lamentaron la politización de la arqueología. Porque, si los sionistas decidieron volver a Palestina hace más de cien años, no fue por los reyes David y Salomón, sino porque temían que los judíos europeos fueran asesinados.

Es cierto que ha habido pequeñas comunidades en Palestina desde tiempos inmemoriales y una de las plegarias principales rezaba El año que viene en Jerusalén, pero en último término la remigración (retorno) se produjo por el antisemitismo y por Hitler, no por el rey David.

Sea como fuere, las recientes excavaciones en un lugar intermedio entre Tel Aviv y Jerusalén llamado Kirbet Qeijafa (o She'arayim) están arrojando nueva luz sobre este antiguo debate. Muchos consideran que podría tratarse del descubrimiento arqueológico más importante desde hace décadas. She´arayim, que se menciona en la Biblia (el nombre significa ´casa o pueblo de dos puertas´), es de interés para los arqueólogos porque ninguna otra ciudad poseía dos puertas en aquel tiempo.

No está claro el motivo por el que esta localidad se pasó por alto en las excavaciones de los siglos XIX y XX. Mayor importancia reviste el hallazgo de un ostracon (fragmento de cerámica) en una excavación en el 2008/ 2009 con una inscripción de cinco líneas en una lengua posiblemente protocananea o protohebrea. Como este asentamiento se remonta al siglo X antes de Cristo, se trataría con mucho de la inscripción más antigua; hasta ahora, la inscripción más antigua en hebreo hallada en Palestina databa del siglo VII antes de Cristo. De ser así, esto tendría grandes consecuencias en la arqueología de Oriente Medio y en la datación bíblica y, por supuesto, en la disputa entre los minimalistas y sus adversarios. El profesor Garfinkel, que dirigió las excavaciones, ha subrayado que no es un político y que su especialización profesional fue la muy anterior edad de piedra, en la que no había políticos... She´arayim pertenece a otra época, la temprana edad de hierro. Ahora bien, ¿podría un solo descubrimiento revolucionar nuestra forma de pensar acerca de una cuestión que es objeto de tan encarnizada disputa? Probablemente, no. Sin embargo, tres años antes, el arqueólogo Abraham Biran había encontrado en Tel Dan, en el norte de Palestina, en un fragmento de piedra otra inscripción que se remontaba al siglo IX en la que se mencionaba la "casa de David", la única que se ha encontrado de tales características. Los arqueólogos minimalistas no estaban convencidos: ¿tal vez podía ser otro David y otra casa? Pero en la medida en que aparezcan más pruebas, aumenta la probabilidad de que los israelitas hubieran vivido en esta parte del mundo.

Pero eso aún no significa que el texto del Antiguo Testamento deba tomarse excesivamente al pie de la letra. Los orígenes de cada pueblo o nación se encuentran en la mitología y no en la historia como ciencia, pero generalmente suele haber un núcleo basado en datos objetivos... Esto no significa que David y Salomón fueran grandes reyes gobernantes de grandes imperios. Lo más probable es que fueran jefes locales. Pero esto significaría que las historias bien conocidas por la humanidad a lo largo de los últimos dos milenios no son sólo invenciones literarias.

Las excavaciones en She´arayim-Qeijafa se reanudarán en junio. No solucionarán el conflicto palestino-israelí. Ni siquiera, tal vez, la polémica entre minimalistas y sus críticos. En este campo siempre cabe encontrar razones para dudar. Sin embargo, las excavaciones se seguirán con gran interés mucho más allá de los confines de la arqueología bíblica.

Continúan las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Khirbet Qeiyafa (Israel)

 

 

 

Vía:CNN México | Matthew Chance | 17 de julio de 2011

 

VALLE DE ELAH, Israel (CNN) — Arqueólogos descubrieron en Israel restos de la que podría ser la ciudad bíblica del rey David, la primera evidencia de que el antiguo imperio judío existió.

 

La Biblia hace mención de un poderoso reino de David –el segundo rey de Israel-  en el siglo X a.C., el cual se extendía de Egipto hasta el Éufrates, sin embargo, nunca se ha encontrado evidencia de que existió.

 

Actualmente, un descubrimiento arqueológico en Khirbet Qeiyafa, en el Valle de Elah, a 30 kilómetros de Jerusalén, parece dar señales de un establecimiento judío.

 

El profesor Yosef Garfinkel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo que la evidencia encontrada en el lugar incluye un fragmento de cerámica con una inscripción que se cree es de una forma antigua de hebreo y semillas de aceitunas que datan de 3,000 años atrás.

 

Foto: Inscripción hebrea en un fragmento de cerámica. S. X a. C.

 

“Los edificios y el muro de la ciudad son colindantes. Esto es típico del concepto urbano de Judea. Tenemos huesos de animales. Había miles de huesos de animales. Tenemos borregos, ganado y cabras. Pero no tenemos cerdos. En las ciudades de Canaan y Filistea puedes encontrar hasta un 20% de huesos de cerdos”, agregó Garfinkel.

 

Sólo se ha excavado el 10% del lugar, por lo que es probable que haya más hallazgos significativos.

 

El reino de David se describe en la Biblia como el primer Estado judío, así como los primeros rasgos del judaísmo, cristianismo e islamismo, pero durante décadas ha sido calificado por arqueólogos como sólo una historia.

 

En una región donde la historia, creencias e ideologías pueden jugar un papel tan importante, el descubrimiento es polémico. Otros arqueólogos desacreditan la trascendencia del hallazgo.

 

 

El profesor Israel Finkelstein, de la Universidad de Tel Aviv, destacó que los restos no son evidencia de un poderoso Estado bíblico.

 

“No estamos hablando de algún gran imperio con una maravillosa capital, como consideramos a Asiria en el siglo IX a.c., o incluso el reino del norte de Israel en el siglo IX.  a.c. Aquí estamos en una fase formativa del surgimiento de Judea. Khirbet Qeiyafa no hace a Judea un gran imperio con grandes ejércitos", agregó Finkesltein.

 

Garfinkel argumentó que aunque no fuera el gran imperio de la Biblia, su existencia es significativa.

 

“Lo que la gente está tratando de hacer es decir que el Reino de Judea nunca existió. Lo que yo digo es que sí existió. Es uno pequeño, no tan glorioso como la Biblia lo presenta. Pero eso no significa que no existiera”.

 

 

 

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