Escándalo arqueológico en el yacimiento castreño de la Campa Torres (Gijón-Asturias)

Ayer miércoles, dia 21 de abril, nos desayunábamos con la espectacular noticia (véase más abajo) de que se habían localizado en un búnker del yacimiento arqueológico castreño de la Campa Torres (Gijón) nada menos que 20.000 objetos (de los que, por lo visto, nada se sabía hasta ahora) producto de las excavaciones que habían llevado a cabo en los años 80 y 90 los arqueólogos José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta. Para más inri, resulta que el re-descubrimiento (si cabe hablar así) de estos vestigios fue en la primavera de 2009, es decir, hace prácticamente un año, y nada se había dicho al público sobre tan curioso y sorprendente acontecimiento.

Algo realmente insólito y escandaloso. Uno siempre se había preguntado por qué era tan escaso el material ofrecido en el museo situado en la Campa Torres. Cuando se preguntaba por ello al personal del museo, nadie sabía responder qué había ocurrido con los materiales hallados (si es que se habían hallado) tras las excavaciones realizadas. Al final, uno suponía que se encontrarían guardados y en fase de estudio, o que serían depositados en el Museo Arqueológico de Asturias, el cual llevamos años y paños esperando a su definitiva reapertura.

Lo sorprendente es que los responsables de la excavación (José Luis Maya y Francisco Cuesta) nada comunicaron en su día sobre el depósito del material excavado, y ninguna autoridad, municipal y autonómica, siguió el control del asunto. O sea, escándalo sobre escándalo, máxime cuando, además, nos enteramos por la prensa de que "las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones".

¿Por qué no se controló, a partir de ahí, por parte de las autoridades, el fruto de las excavaciones realizadas? Es un misterio que lógicamente deberá exigirse que se aclare.

Encima, no parece nada seguro que el material recuperado cuente con una debida clasificación, catalogación y contextualización arqueológica (aunque desde instancias municipales y autonómicas se comunica que sí), lo que añade un factor de preocupación e indignación en medio del escándalo.

En fin, paso, sin más a exponerles las noticias para que cada cual saque sus propias conclusiones:

Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.

Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones

El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado

Vía: LNE / M. S. MARQUÉS / 21 de abril de 2010

El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.

El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.

Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.

Foto: José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.

Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA.

A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.

Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.

Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».

Foto: Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.


La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.

Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.

Muralla del Castro de la Campa Torres (Foto: G.C.C.)



Un yacimiento polémico con dataciones cuestionadas desde su origen

Vía: LNE / M.S.M / 21 de abril de 2010

El yacimiento castreño de la Campa Torres no consigue alejar la polémica de su historia. Las conclusiones cronológicas del yacimiento hace tiempo que están en entredicho al mostrar su desacuerdo con las mismas muchos expertos que no consideran acertadas las dataciones realizadas por los investigadores para la muralla de módulos.

En más de una publicación se cuestiona la metodología desarrollada por el tándem Maya-Cuesta, a los que se atribuye una errónea interpretación de los datos, lo que va a originar una falta de fiabilidad en las conclusiones para la muralla y las cabañas adjuntas.

Algunos expertos han indicado que aunque subsisten dudas sobre el procedimiento empleado en sus intervenciones arqueológicas, no cabe duda de la existencia de un importante horizonte prerromano en el yacimiento. En lo que ya no están tan de acuerdo es en que el origen de la muralla se pueda situar entre los siglos VI y V como hacen los autores de la excavación. Para buena parte de la profesión esas fechas están retrasadas al menos tres siglos, y niegan que se pueda hablar de Primera Edad del Hierro para situarla en el tiempo.

Para Maya y Cuesta, la edificación de la muralla debe asignarse al citado período de tiempo, propuesta que no es aceptable para otros investigadores, que se basan en los resultados de yacimientos como los castros de Moriyón, Castillo de San Martín y el Chao Samartín, donde la estratificación y las fechas radiocarbónicas no permiten remontar su construcción más allá del siglo IV a. de Cristo.

A la, para algunos, errónea atribución de la muralla de módulos se unen también críticas que hablan de «escasa finura del trabajo técnico, tergiversación de la estratigrafía y descuido en la documentación». En resumidas cuentas, un rosario de irregularidades que cuestionan un trabajo de más de una década que supuso una importante inversión económica.

A pesar de que suscriben una interpretación de fechas equivocada, los arqueólogos defienden la importancia de la Campa Torres porque se trata del único yacimiento asturiano de época prerromana que cuenta con materiales de importación. En Gijón se localizaron sigilata itálica, vasijas ibéricas, ánforas grecoitálicas y materiales púnicos, entre otros. Está presencia de bienes llegados de otras zonas indica la existencia de una relación comercial prerromana, y estos vestigios son los únicos de toda Asturias.

Hablando de vestigios, a los críticos con la actuación de Maya y Cuesta no les pasa por alto la escasez de materiales ofertados por un yacimiento en el que se excavó durante más de una década una superficie de varios miles de metros cuadrados. Atribuyen la escasez a que no se documentaron bien las ocho únicas casas exhumadas en un recinto donde hubo una ocupación de más de ocho siglos.


El PP pide al PSOE responsabilidades por el hallazgo de la Campa Torres

Según Pecharromán "se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada"


Vía: LNE / 21 de abril de 2010

El Partido Popular de Gijón pedirá al PSOE que asuma responsabilidades políticas y legales por el hallazgo de 20.000 piezas de las excavaciones en un búnker de la Campa Torres. Así, el concejal del PP, Manuel Pecharromán, pedirá explicaciones sobre el hallazgo al concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Gijón, Justo Vilabrille.

Según dijo hoy Pecharromán en declaraciones a Europa Press, los populares pedirán la comparecencia urgente de Vilabrille para que aclare una asunto que "deberían afrontar tanto Ayuntamiento como Consejería, actual y de la época".

"Se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres, que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada. Es cuanto menos escandaloso", añadió el concejal, que aseguró que las piezas abandonadas se encontraron hace unos meses y "ni siquiera entonces se informó de ello".

Asimismo, Pecharromán recordó que Asturias tienen una Ley de Patrimonio Cultural que se aprobada en 2001, que obliga a las administraciones a velar por el patrimonio arqueológico. Obligación que para el concejal no se está cumpliendo.

Con el fin de "aclarar" el hallazgo y establecer las responsabilidades correspondientes, el PP preguntará en el Pleno de Participación Ciudadana, Políticas Integrales, Vivienda y Deportes, desde cuándo tiene conocimiento el Ayuntamiento de la desaparición de materiales procedentes de las excavaciones de la Campa de Torres, así como qué personas conocían esta situación.

También abordarán la existencia de una relación documentada o inventario de esas piezas arqueológicas, cuál es su contenido y relevancia, y quién o quiénes realizaron esa relación o inventario. Además de cuáles han sido los materiales desaparecidos, y de cuáles se desconoce aún su ubicación.

Los populares también mostrarán su interés sobre a quién se notificó el descubrimiento y por qué no se informó a los concejales del Grupo Popular, a los medios de comunicación y a la ciudadanía. Asimismo, pedirán que se aclaren las acciones que va a emprender el gobierno municipal para aclarar lo sucedido en relación con estas piezas y las responsabilidades personales que en su caso se pudieran derivar.

El Partido Popular en la Junta General del Principado también presentará preguntas para que la Consejería de Cultura explique lo ocurrido, según adelantó Pecharromán.



Los arqueólogos ven «ocultación y dejación» en el abandono de piezas en la Campa Torres

La falta de registro supondrá la imposibilidad de conocer la evolución del poblado que se desarrolló en la zona durante más de ocho siglos

Vía: LNE / M. S. Marqués / 22 de abril de 2010

La noticia del hallazgo de más de veinte mil piezas arqueológicas abandonadas en un zulo del museo de la Campa Torres y procedentes de las excavaciones realizadas en ese castro durante varias campañas ha causado sorpresa e indignación en ámbitos científicos y políticos. Las valoraciones, que en su mayoría han hecho hincapié en la responsabilidad de los propios directores de la excavación y de las administraciones vinculadas a las mismas, subrayan la gravedad de unos hechos que consideran merecedores de alguna sanción.

Foto: El arqueólogo Jorge Camino


Para el arqueólogo Jorge Camino lo ocurrido permite hablar de «ocultación de patrimonio público» y de «incumplimiento de las obligaciones profesionales». Como responsable de diferentes campañas de excavación, Camino sabe que contextualizar el material es fundamental «porque ahí está todo el valor, es lo que va a indicar la edad del material y el contexto histórico al que pertenece». También considera procedente realizar un inventario con los datos de identificación de la pieza y su contexto, y someterla a limpieza y restauración. «Todo lo que no sea seguir estas pautas, que por otro lado son las que exige la legislación, va a restar fiabilidad a la excavación. Sin datos de procedencia se pierde el valor histórico contextual».

De este razonamiento se desprende que lo sucedido en la Campa Torres «va a impedir que tengamos conocimiento pormenorizado de la evolución del poblado vigente en la zona durante más de ocho siglos». Los expertos saben bien que la tipología de las piezas por si misma no es suficiente para identificar su historia ya que en muchas ocasiones siguen el mismo modelo varios siglos lo que dificulta poder realizar una datación concreta. Tras lo sucedido tampoco será posible conocer el área de distribución al que estaban asociadas, es decir, el lugar en el que aparecieron, bien sea una de las cabañas, una calle u otro lugar. Según el arqueólogo la pérdida es considerable. «Un depósito de materiales que no esté bien referenciado hace que el yacimiento pierda parte de su significado histórico y cronológico».

Tras calificar de grave lo ocurrido, sostiene que la Administración no puede desentenderse de este tema y debe averiguar que pasó. «Es su competencia saber por qué se llegó a esta situación». También mantiene que Cuesta es responsable como director de la excavación y «no puede trasladar esa responsabilidad a nadie».

La arqueóloga Carmen Fernández Ochoa


Siguiendo la legalidad vigente, lo mismo opina Carmen Fernández Ochoa, actual directora de las excavaciones de Gijón, que entiende que la responsabilidad de los materiales arqueológicos es del director mientras los tenga en depósito para su estudio. Del hallazgo desconoce los detalles y el elenco de materiales «por lo tanto no sé hasta donde puede llegar el perjuicio ocasionado al patrimonio». Catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma, Fernández Ochoa, que dice no tener relación alguna con la Campa Torres, subraya que situaciones como ésta tienen mucho que ver con el acopio de materiales que hacen los investigadores para su estudio, una tarea para la que carecen del apoyo y que muchas veces acaba como lo visto ahora.

Añade que tras el fallecimiento de José Luis Maya se desconoce en que situación quedaron esos bienes. «De cara a una posible continuidad debería estar todo registrado», afirma. Aunque en esta ocasión Fernández Ochoa no ha querido cargar las tintas sobre lo sucedido, con anterioridad cuestionó la labor de Maya y Cuesta en la Campa Torres en un artículo sobre los castros y el inicio de la romanización en Asturias en el que hablaba de dudas sobre el procedimiento empleado en la excavación.

No fue la única en poner en duda la forma de llevar el desarrollo de la excavación, otros como Almudena Orejas, Javier Sánchez-Palencia, Alfredo González-Ruibal, Elías Carrocera, María Dolores Fernández-Posse o el mismo Jorge Camino también fueron críticos con los resultados presentados. El mayor desacuerdo estuvo en la datación de la muralla de módulo, que llevó a los expertos a referirse en varias publicaciones a «los más que dudosos datos de la Campa Torres».

El arqueólogo Miguel Ángel de Blas


Sobre el reciente hallazgo de las piezas en el búnker de la Campa opina también el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, que lo considera un «hecho extraño e infrecuente» y se confiesa muy sorprendido por la noticia. «No me podía imaginar que hubiera un cúmulo de testimonios arqueológicos aparcados en un lugar del que no se tenía constancia».

Al profesor, la sensación que producen los hechos es de «dejadez», de «olvido». Tampoco entiende la respuesta de Francisco Cuesta «afirmando no saber nada», lo que le parece tan extravagante como la propia historia. «Esto no es respuesta para un hecho tan grave, aumenta el desconcierto y el aire extraño de la noticia. Es un caso claro de abandono que legalmente debería tener una sanción». Para De Blas, que dirigió durante muchas campañas las excavaciones del Monte Areo, en Carreño, la destrucción de datos por falta de catalogación de los objetos supone la pérdida de un montón de materiales que se quedan sin valor científico.

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Respuestas a esta discusión

La fiscalía pide al Principado un informe exhaustivo del hallazgo de la Campa Torres
El PP remite al fiscal el estudio de MS Arqueo que desvela el mal estado del material arqueológico como aval de su denuncia de delito patrimonial

http://www.lne.es/gijon/2010/06/11/fiscalia-pide-principado-informe...


Informe sobre el estado del material:

http://asturieslliberal.nireblog.com/post/2010/06/11/informe-antegr...
«Hay que dejar de amparar a los responsables de este expolio y explicar quién es el autor de este desaguisado», sentencia el edil popular, quien asegura que «aparte de las responsabilidades judiciales, están las responsabilidades políticas de los consejeros y concejales de turno, que tenían que haberse interesado por ese material».

Cierto es que los arqueólogos deben comunicar sus hallazgos a las autoridades regionales, pero también es evidente para los populares que ningún responsable municipal se interesó en una década por saber dónde estaban los resultados de diez años de excavaciones sufragadas con dinero público. «La situación era conocida en los círculos de arqueólogos, pero nadie quiso investigarla», explica Pecharromán.


http://www.lne.es/gijon/2010/06/11/fiscalia-pide-principado-informe...
Un buen resumen de cómo ha evolucionado hasta hoy el escándalo arqueológico de la Campa de Torres es el siguiente artículo del concejal del PP en el Ayuntamiento de Gijón, Manuel Pecharromán, con independencia de su filiación política y de los obvios reclamos electorales que encierran algunas de sus manifestaciones. Las cosas como son.

Empieza a hacerse la luz en la Campa Torres

Los dirigentes socialistas se dedican a encubrir y enmarañar lo realmente ocurrido en las excavaciones

Vía: La Nueva España | 16 de junio de 2010

Lentamente, con mucho trabajo, va asomándose la luz en los oscuros hechos que han sucedido en torno a la reaparición de miles de piezas arqueológicas en la Campa Torres en condiciones deplorables. Pese a que los dirigentes socialistas del Ayuntamiento de Gijón y del Principado nieguen que haya habido ningún daño, pese a que nieguen la necesidad de una investigación, hay ya varios hechos claros.

Sabemos que en 2006 el Principado cedió en depósito al Ayuntamiento de Gijón veinticinco cajas de material arqueológico del yacimiento de la Campa Torres. Dichas cajas habían sido entregadas por el profesor José Luis Maya, ya fallecido, y tenían los siguientes años de ingreso: 1978, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987 y 1988. Hay que recordar que las excavaciones prosiguieron hasta el año 2000, pero pese a ello en el Principado no parece que conste la entrega de ningún otro material. Tampoco parece que en todo este tiempo nadie haya reclamado todas las piezas olvidadas, ineptitud inexplicable, aunque año a año se seguían autorizando nuevas excavaciones.

En marzo de 2009 apareció una especie de «zulo», que no reunía ninguna de las condiciones para albergar material arqueológico, y en él se descubrieron 368 cajas con el patrimonio histórico que nunca fue entregado a las autoridades. Miles de piezas, de prácticamente todas las campañas, reaparecieron sin ninguna protección ni cuidado. Ningún responsable político notificó el hallazgo, se intentó silenciar el escándalo e inmediatamente se encargó un informe que detallara su estado a la empresa MS Arqueo.

En enero de 2010, la Consejería de Cultura, después de destituir en su puesto al fundador del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, Pepe el Ferreiro, nombra a Francisco Cuesta director del museo. Cuesta dirigió, junto a Maya, y fue responsable hasta el año 2000 de las excavaciones en la Campa.

Al darse a conocer el hallazgo, gracias a algunos ciudadanos responsables y al periódico La Nueva España, en abril de 2010, el Partido Popular decide presentar una denuncia ante el fiscal y solicitar las comparecencias de los principales responsables políticos, todos ellos del PSOE. El concejal de Cultura, Justo Vilabrille, afirma que los materiales no sufren ningún deterioro y que todo está clasificado con criterios científicos. La consejera de Cultura se manifiesta en términos similares, negando que hubiera daño alguno.

Sin embargo, el inventario que presenta MS Arqueo evidencia que en un gran número de elementos no figura el sector en el que fueron encontrados, ni la fecha de hallazgo, ni el número de inventario en la excavación, ni, por supuesto, la capa estratigráfica en que fueron hallados. La pérdida de información y la existencia de daños se evidencian aún más con la carta que la directora de la Fundación Municipal de Cultura dirige a la Consejería y en la que afirma que el Ayuntamiento «no tenía registro, ni inventario, ni seguro, al no tener noticia de la existencia de dichos materiales Ante el estado precario de conservación de esta colección de objetos arqueológicos y ante la falta de datos científicos de las excavaciones, se procedió con urgencia a realizar una labor de salvamento del material». Queda claro que los políticos socialistas mintieron.

Ahora hay nuevos datos que explican el porqué de esa carta. Por fin hemos tenido acceso a un informe de la empresa MS Arqueo en el que se informa sobre la forma en que se dejaron tirados los bienes y la pérdida de información que se ha producido. En ese informe se habla de piezas inventariadas en servilletas, en papel reutilizado y en papel higiénico; se refiere también a cajas deshechas por la humedad, a bolsas sin datos, a bolsas en las que ya era ilegible la información rotulada. Se da cuenta también de bolsas mal cerradas, que perdieron el contenido total o parcialmente; de un patrimonio histórico esparcido sin ningún dato asociado, de fichas destrozadas por la humedad, rotas y totalmente ilegibles, de piezas distintas con un mismo número de inventario. En definitiva, incoherencias en fichas y datos. Un desastre total.

Todavía no tenemos conocimiento de los posibles daños que han sufrido los materiales, pero cualquier arqueólogo conoce los efectos de una incorrecta conservación: se producen fenómenos fotoquímicos, los pigmentos de las pinturas (cerámica) sufren alteraciones, los materiales pétreos ven afectada su resistencia interna, los materiales metálicos se ven afectados por la corrosión, los huesos se contraen o aumentan de volumen, se forman seres biológicos, de tipo vegetal o animal, como mohos y hongos, que provocan manchas sobre los materiales, etcétera. Y lo que sí sabemos ya es que en ese búnker había multitud de mohos y hongos.

Una vez hecho público el informe, los incompetentes, que seguramente son los mismos que dejaron tirados los materiales o intentaron ocultar los hechos, centran su estrategia en intentar desacreditar a la empresa MS Arqueo, difundiendo su relación de amistad con Pepe el Ferreiro. Curioso, sobre todo, si tenemos en cuenta que el informe está realizado mucho antes del cese del mismo y del nombramiento de Cuesta. Si ya era evidente la incompetencia de los responsables técnicos y políticos de las excavaciones en la Campa, ahora queda probada su clara mala fe. Mala fe que cabrea, aún más, a decenas de funcionarios y arqueólogos, profesionales intachables, que han dedicado gran parte de su vida a recuperar, poner en valor y hacer posible que todos disfrutemos del conocimiento de nuestra historia y de nuestras raíces culturales. Hoy siguen comprobando cómo algunos dirigentes socialistas se dedican a tapar, encubrir, ocultar y enmarañar lo realmente ocurrido en las excavaciones de la Campa.

Muchos de los que prometimos servir a los ciudadanos tenemos claro dónde está nuestro sitio: con la verdad.

El culebrón del escándalo arqueológico de la Campa Torres continúa arrastrándose por las páginas periodísticas dejándo perlas informativas que asombran a propios y extraños.

Ahora ya tenemos bien confirmado, a través de la directora del Museo Arqueológico de Asturias, Elisa Collado, que desde 1998 no se despositó nada (ni materiales, ni inventario, ni memoria arqueológica) en dicho museo (a pesar de ser preceptivo legalmente) de lo hallado en las excavaciones de la Campa Torres. Pero, por si fuera poco, las 25 cajas con materiales correspondientes a las excavaciones anteriores a tal fecha de 1998, y sí depositadas en el museo regional, no disponen tampoco de inventario. ¿No es esto, sencillamente, alucinante? ¿Qué modo de proceder tenían los arqueólogos José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta? ¿Qué clase de competencia profesional era ésta? ¿Y cómo es posible que les admitieran los responsables del Museo Arqueológico de Asturias el depósito de esas 25 cajas sin ir acompañadas de, al menos, un inventario? ¿No es esto realmente increíble?

Luego, además, nos enteramos que entre las bolsas halladas en el zulo de la Campa Torres las había rotuladas con el nombre de "Cataluña", con lo que uno no sabe muy bien (y, por lo que se ve, nadie se lo explica tampoco) si eran materiales de Gijón con destino a manos privadas de arqueólogos catalanes (entre los que se encontraba el propio José Luis Maya) o eran materiales arqueológicos que, por alguna razón extraña, habían acabado en el zulo de la Campa Torres. Un misterio a medias, porque ya se había comentado, por parte de determinados arqueólogos críticos con este desaguisado, que se tenía noción de que algunas piezas excavadas habían terminado en manos de determinados arqueólogos de Cataluña.

Pero lo mejor (o lo peor) de todo esto viene en relación con esto último. Tras solicitar -entre otras cosas- la directora del Museo Arqueológico a la Consejería de Cultura que se exigiera al Ayuntamiento de Gijón que realizara gestiones encaminadas a recuperar los restos de la Campa Torres que no se encontraban en sus instalaciones, se le contesta diciéndole, nada más y nada menos, que lo siguiente, según informó La Nueva España:

«En relación con el anexo de condiciones para autorizar el depósito de los materiales arqueológicos procedentes de las excavaciones de Gijón, tanto de los depositados en el Museo Arqueológico como los ya localizados en los equipamientos de Gijón, se solicita envíen dos ejemplares firmados en los que no se recoja el encargo al Ayuntamiento de Gijón de reunir los fondos arqueológicos que no se encuentran localizados en sus intalaciones».

En fin, sin palabras. Hay más cosas, pero por hoy con esto basta.

La directora del Museo Arqueológico de Asturias antes de su intervención en la Comisión de Cultura. Foto: luisma murias

La directora del Arqueológico admite que en la Campa Torres se incumplió la ley

Las únicas 25 cajas del castro de Gijón depositadas en el museo antes de 1988 tampoco tienen inventario

Vía: LNE.es | M. S. Marqués | 22 de junio de 2010

La comparecencia de la directora del Museo Arqueológico, Elisa Collado, en el Parlamento asturiano a petición del PP para informar sobre los materiales de la Campa Torres vino a ratificar lo que este grupo lleva sosteniendo desde que se conoció el hallazgo de las piezas en un zulo del búnker de la Campa.

Collado no dudó en suscribir, tal como recoge la ley de Patrimonio, que los directores de las excavaciones tienen la obligación de depositar los materiales procedentes de las mismas debidamente inventariados, catalogados y con la correspondiente memoria en el Museo Arqueológico en un plazo máximo de un año tras la finalización de las mismas. Lo que no ocurrió en este caso, dando pie al diputado popular, Alfonso Román López, para hablar de «expolio» y de incumplimiento de la ley. «Aquí alguien incumplió la ley, y viendo quién tenía la responsabilidad, todos sabemos de quién estamos hablando», dijo.

Collado mantuvo que en los últimos diez años de excavaciones, dirigidas por José Luis Maya (fallecido) y Francisco Cuesta (director del Museo de Grandas de Salime) no se entregó ni una sola pieza en el Museo Arqueológico, donde los materiales del castro de la Campa allí depositados se reducen a 25 cajas procedentes de un período anterior a 1988. A preguntas de Alfonso Román López, la directora añadió que estas 25 cajas tampoco cuentan con inventario, lo que viene a evidenciar que «las formas de trabajo no son las más rigurosas», según subrayó el diputado popular.

Elisa Collado reconoció que el lugar en el que se encontraron los materiales, «un recinto subterráneo, oculto y de penosas condiciones, donde se amontonaban las cajas ya deterioradas por la humedad», no es el más adecuado para este patrimonio. Añadió que entre esos materiales hay una caja que pone «Cataluña» y otras dos o tres procedentes de otros yacimientos de Gijón. López preguntó qué dirán los catalanes al conocer que su patrimonio permanecía abandonado en un «zulo». También se interesó por el informe firmado por Marta Renedo Avilés, en el que según sus palabras se le está diciendo a la directora del Arqueológico «que se olvide de las piezas que están en poder de los arqueólogos». El diputado popular no tiene dudas de quién es el responsable del «desastre» pero se pregunta cuál es el interés de la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, «en encubrir al autor». El diputado de IU, Roberto Colunga, insinuó que las cajas habían sido colocadas en el zulo en 2005.

Otra información complementaria:

Diario "EL COMERCIO": Un informe técnico decidirá si los restos de la Campa se guardan en...

He eliminado un comentario anterior que quizá era excesivo,aunque no tanto como todo este asunto.Lo único que espero es que todo acabe en un juzgado y que el/los responsables tengan la pena que les corresponda ,sea la inhabilitación ,una multa gigantesca o la carcel y que se aclare a donde han ido a parar los materiales que faltan ,que seguro que se les puede seguir la pista.
La única manera de que estas cosas no vuelvan a ocurrir es que se sepa que no hay impunidad.
De todas formas,no entiendo cómo puede darse una situación como esta .
Sí, María, el asunto no deja de ser grave y esperpéntico en términos de cómo se ha llevado por parte de los arqueólogos y las administraciones, local y autonómica, los resultados de las excavaciones en la Campa Torres. Es realmente indignante.

De las últimas noticias publicadas por la La Nueva España destaco el siguiente texto:

«Estamos ante el mayor desastre arqueológico de Asturias, cuantitativa y cualitativamente, y ante un expolio evidente», señaló Pecharromán (concejal del PP en Gijón), para quien resulta difícil explicar que en los veintitrés años que duraron las excavaciones de Campa Torres «ningún concejal de Cultura se preocupara del material que iba apareciendo ni de dónde era depositado».

Pecharromán hizo estas manifestaciones veinticuatro horas después de la comparecencia en la Junta General de la directora del Museo Arqueológico. Para Elisa Collado, en el caso del patrimonio hallado en el zulo de la Campa Torres se incumplió la ley de Patrimonio, que obliga a inventariar, catalogar y depositar en el plazo máximo de un año los materiales procedentes de este tipo de excavaciones en el Museo Arqueológico.

«Entre las preguntas sin respuesta, al Partido Popular le gustaría conocer, por ejemplo, qué hacían en el zulo restos arqueológicos del Rinconín, Cimadevilla e, incluso, de Cataluña», indicó Pecharromán. Éste añadió: «¿Cómo es posible que con todos los informes técnicos que demuestran la gran pérdida de informes, los daños a los materiales y la existencia de toda una posible cascada de delitos, el concejal de Cultura, Justo Vilabrille, y la Consejera, Mercedes Álvarez, sigan amparando a los posibles responsables de este expolio?».
Como de alguna manera está relacionado:
PP e IU votan a a favor de las restitución de Pepe el Ferreiro como director del museo etnológico de Grandas
http://www.lne.es/asturias/2010/06/25/pp-e-iu-votan-favor-restituci...


En cuanto a esto que resalta Guillermo:

"«Estamos ante el mayor desastre arqueológico de Asturias, cuantitativa y cualitativamente, y ante un expolio evidente», señaló Pecharromán (concejal del PP en Gijón), para quien resulta difícil explicar que en los veintitrés años que duraron las excavaciones de Campa Torres «ningún concejal de Cultura se preocupara del material que iba apareciendo ni de dónde era depositado».

ni concejales de cultura,ni gente del museo ni nadie;no entiendo cómo nadie se interesó por lo que había aparecido o estaba apareciendo

Veamos las últimas "perlas" informativas que nos está deparando este escandaloso culebrón del yacimiento arqueológico de la Campa de Torres:

El hallazgo de restos arqueológicos en un sótano de la Campa incluye piezas catalanas

Cuesta, que codirigió las excavaciones gijonesas, también trabajó en 1985 en la ermita de Santa María del Bon Viatge

Vía: LNE | P. Rubiera | 05 de julio de 2010

Foto: Entre el material, ya ordenado, puede verse la caja de la iglesia catalana.

El hallazgo en un almacén oculto de la Campa Torres, en Gijón, de 330 cajas de material general y 8.322 piezas de material selecto en precario estado de conservación, pertenecientes a diversas campañas de excavaciones del castro, incluía restos arqueológicos de al menos un yacimiento catalán, según se desprende de los informes a los que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA.

Las excavaciones en el castro gijonés se iniciaron a mediados de los años ochenta del pasado siglo y finalizaron a finales de la década siguiente. Fueron dirigidas por José Luis Maya, fallecido en 2001, y Francisco Cuesta Toribio, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime. Se da la circunstancia de que el material catalán hallado en la Campa procede de la ermita Mare de Deu del Bon Viatge (Sant Joan Despí) de Gerona. En el yacimiento, según figura en el estudio «La romanización del territorio meridional de la colonia Barcino. El caso del Valle de la Riera de Sant Just Desvern (Bajo Llobregat)», firmado por F. Xavier Menéndez i Pablo y Josep María Solías i Arís en lengua catalana, trabajaron los arqueólogos F. Cuesta y X. Ramada. Realizaron «excavaciones de urgencia» en 1985 que pusieron al descubierto una villa romana, aunque el resultado está inédito, tal como se añade.

LA NUEVA ESPAÑA intentó ayer sin éxito recoger la versión sobre el asunto de Francisco Cuesta.

A medida que se desarrolla la investigación sobre los restos de la Campa -la fiscalía decidió admitir a trámite la denuncia del PP-, se van conociendo más detalles sobre el modo en que se produjo el hallazgo y las reacciones institucionales, tanto del Ayuntamiento de Gijón como de la Consejería de Cultura del Principado.

El 23 de abril de 2010, dos días después de que LA NUEVA ESPAÑA publicara la noticia del hallazgo y un mes después de que la directora de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón se dirigiera al Gobierno notificándole el hecho, por otra parte conocido desde marzo de 2009, Eva María Sánchez, directora de la Oficina de Planificación y Gestión del Patrimonio Cultural, decide efectuar una inspección a las instalaciones expositivas de la Campa Torres. Los objetivos, según se recoge en el informe elaborado por la Dirección General de Patrimonio Cultural, son cinco: acta del estado de los materiales, con fotos e informe; información sobre el hallazgo: quién ha manipulado los materiales, cuando, cómo y por qué; personas que hayan manipulado el material, relación e identificación y a quién se ha informado de estas cuestiones; localización en el plano del edificio del lugar del hallazgo y del actual lugar de almacenamiento y certificación o no de inventario que facilite la identificación de piezas.

Paloma García Díaz, responsable de los museos arqueológicos de Gijón, informó a los representantes de Cultura de las circunstancias sorprendentes del descubrimiento. Dijo desconocer cómo habían llegado los materiales a ese sótano y advirtió que su trabajo para el Ayuntamiento de Gijón había comenzado en 2000. «En esas fechas, las instalaciones de la Campa carecían de encargado como tal, siendo la sede de una escuela taller para la que trabajaba Francisco Cuesta», se dice textualmente en el informe.

La Fundación Municipal de Cultura contrató una asistencia técnica a la empresa MSArqueo. El informe de Cultura añade: «Cinco personas, bajo la dirección de Paloma García, llevaron a cabo los trabajos de recuperación de materiales, sacándolos "a puñados", intentando recuperar el máximo de información posible de las etiquetas existentes, muchas de ellas destruidas, otras pegadas a las piezas por la humedad. Algunas estaban sigladas y otras no».

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Jordá: «Es normal emplear papel higiénico para proteger los restos de excavaciones»

El profesor de Prehistoria y Arqueología de la UNED defiende «el rigor científico» de los trabajos de la Campa Torres

Vía: LNE.es | C. Jiménez | 06 de julio de 2010

El arqueólogo Jesús F. Jordá Foto: Irma Collin

El profesor de Prehistoria y Arqueología de la UNED Jesús Francisco Jordá Pardo defendió ayer el «rigor científico» con que se desarrolló la campaña de excavaciones en la Campa Torres, dirigida a mediados de los años ochenta del pasado siglo por José Luis Maya, fallecido en 2001, y Francisco Cuesta Toribio, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, cuya labor ha quedado en entredicho tras el hallazgo, el pasado mes de abril, en un búnker del castro de más de 20.000 piezas exhumadas hace más de dos décadas. Algunas de esas piezas se inventariaron en trozos de papel higiénico, según recoge el informe elaborado, por orden del área de Cultura del Ayuntamiento gijonés, por la firma MS Arqueo, donde se hace también especial mención a las deficientes condiciones de almacenamiento del material.

No obstante, Jordá realizó ayer una férrea defensa del trabajo de Cuesta y Maya. «Son arqueólogos de relieve internacional. Las excavaciones se llevaron a cabo con todo rigor científico», remarcó. Y agregó que «todos los arqueólogos usan papel higiénico» para proteger los restos localizados en los yacimientos aunque en el caso de la Campa Torres, precisó que eran «tissues» en vez de papel de baño al uso. «Es en lo que se envuelven normalmente las piezas, es algo normal», insistió, al tiempo que lamentó que hasta el momento no se haya dicho nada sobre el carácter inédito del castro de la Campa Torres, «el único sobre el que se publicó una monografía, antes de la de Llagú», indicó en alusión, nuevamente, al «buen trabajo» que, a su juicio, realizaron José Luis Maya y Francisco Cuesta en el yacimiento gijonés. «La suya es una monografía modélica que plasma los resultados de la investigación con todo rigor y confianza científica».

Jesús Jordá ha dirigido excavaciones arqueológicas sistemáticas en varios yacimientos kársticos del Alto Valle del Jarama y ha codirigido un proyecto de investigación en el castro asturiano de San Chuis. Además, ha realizado estudios geoarqueológicos en una treintena de yacimientos arqueológicos desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media desarrollando metodologías específicas para la investigación paleoclimática y paleoambiental del Pleistoceno y Holoceno.

El profesor Jesús F. Jordá restó ayer importancia a la presencia de restos arqueológicos de, al menos, un yacimiento catalán entre las 330 cajas de material general y 8.322 piezas de material selecto en precario estado de conservación, pertenecientes a diversas campañas de excavaciones en la Campa Torres y que aparecieron en un almacén oculto bajo el castro. Aún sin conocer el profundidad el origen del material localizado, el profesor de Prehistoria de la UNED se atrevió a vincular el hallazgo con los trabajos del equipo de José Luis Maya. «Probablemente se trajo para estudiar aquí», subrayó Jordá. El material catalán hallado en la Campa Torres procede de la ermita Mare de Deu del Bon Viatge de Gerona. En ese yacimiento trabajó el también arqueólogo Francisco Cuesta.

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Bueno, pues ya ven Vds., no sólo tenemos delante la confirmación de que aquí se trajeron restos arqueológicos de Cataluña (falta demostrar fehacientemente qué vestigios de la Campa Torres se hallan, a su vez, en Cataluña) para su presumible estudio por parte del arqueólogo Francisco Cuesta, sino que también, dicho responsable, se olvidó de devolverlos a su origen. En la Campa de Torres quedaron enterrados en un zulo, en pésimas condiciones, años y paños. ¿Es así como debe procederse desde un punto de vista profesional?

Para el profesor Jesús F. Jordá, la responsabilidad de los arqueólogos implicados en todo este lamentable asunto, José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta, no tiene tacha. Según su parecer, "las excavaciones se llevaron a cabo con todo rigor científico". Sorprendente, ¿no? Sobre todo, después de lo que hemos visto al respecto.

Se supone que el rigor científico va desde el inicio de la propia excavación hasta su final cumplimiento, esto es, con la entrega de los restos y toda la documentación aneja que los contextualiza arqueológicamente. En consecuencia, las declaraciones del Sr. Jordá no dejan de ser un mero "flatus vocis" de mera solidaridad profesional con unos colegas de oficio sin calibrar el alcance de sus palabras.

Lo del papel higiénico es de traca, porque parece que no se entera de lo acontecido. No es que se criticase que los restos hallados se envolvieran en papel higiénico o en "tissues", sino que se escribiera sobre ellos para registrarlos. Pero, en fín..., dejémoslo, porque la cosa no hay por donde cogerla.

Tal como se esperaba (ver noticia más abajo), el fiscal superior de Asturias, que se había hecho cargo de la denuncia presentada por el PP sobre el grave abandono de los materiales excavados en la Campa de Torres de Gijón, ha archivado el asunto -por haber prescrito el posible delito-, si bien ha dejado muy claro que éste tenía todas las papeletas para considerarse como tal.

Se da fin así al asunto, y es evidente que más de un responsable político dormirá hoy un poco más tranquilo. Lo de exigir, sin embargo, responsabilidades políticas -tal como solicita el PP- va en el guión, pero ya se sabe también que eso, en los lares hispanos, es como pedir peras al olmo.

Aquí, más que asistir a resultados derivados de responsabilidades políticas por lo acontecido, lo que habrá es una penitencia para la Federación Socialista Asturiana (FSA), que no podrá volver a enarbolar en sus programas electorales (municipales y autonómicos) la gran labor que, según ellos, siempre habían realizado en pro de la recuperación arqueológica del pasado astur. Ese argumento, que tanto utilizaron en las últimas elecciones municipales de Gijón, es evidente que se quedará encerrado y tirado de cualquier manera en el zulo de la Campa de Torres durante mucho tiempo.

Foto: Aspecto del material hallado en marzo de 2009 en un sótano de la Campa Torres. lne

La fiscalía reconoce la negligente custodia de las piezas halladas en la Campa Torres

El informe del fiscal asume los indicios de un delito contra el patrimonio, pero archiva la investigación ya que la infracción prescribió en 2003


Vía: LNE | R. Valle | 27 de julio de 2010

Gerardo Herrero, en su calidad de fiscal superior de Asturias, se ha encargado de notificar al Partido Popular de Gijón la decisión de la fiscalía de archivar las diligencias de investigación abiertas con motivo de la denuncia del edil Manuel Pecharromán sobre un posible delito contra el patrimonio histórico español cometido en las excavaciones arqueológicas de la gijonesa Campa Torres. Esa denuncia tiene que ver con el estado de deterioro presentado por el material hallado en marzo del año 2009 -hallazgo del que se tuvo conocimiento público un año más tarde-, cuando una reordenación del Museo de la Campa Torres dejó al descubierto la existencia de un sótano oculto tras un armario con más de 20.000 piezas arqueológicas repartidas entre más de 300 cajas. Un informe posterior, encargado por el Ayuntamiento, dejó claras las deficientes condiciones de conservación de las piezas, que en muchos casos estaban inventariadas en papel higiénico.

Sin embargo, nunca una derrota ha sido tan bien acogida por el perdedor. Y es que en las consideraciones para su decisión, que firman el fiscal superior junto al fiscal instructor, Joaquín de la Riva, queda claro que las diligencias se archivan porque el supuesto delito estaría prescrito desde el año 2003, pero se establece que «de la abundante documentación remitida a la fiscalía se desprende, sin ningún género de dudas, que el lugar donde se encontraron en el mes de marzo de 2009 los materiales arqueológicos no revestía las condiciones de humedad y temperatura necesarias para su conservación adecuada. Ello ha supuesto un deterioro innegable de dicho material, especialmente de parte de la información científica que los acompañaba, y evidencia una incuria (poco cuidado/negligencia) y falta de control. Los hechos denunciados revisten caracteres, efectivamente, de un delito contra el patrimonio histórico del artículo 324 del Código Penal».

«Se archivan las diligencias, pero se da la razón al PP al confirmar y corroborar que hubo un delito muy grave contra el patrimonio español», sentenció ayer el edil popular Pecharromán, que, cerrado el camino judicial, volvió a exigir responsabilidades políticas y, más en concreto, la dimisión o cese de la ex concejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón y actual consejera de la misma área en el Principado, Mercedes Álvarez. En el paquete de responsables también se incluye al actual edil, Justo Vilabrille, «como cómplice de esta tropelía». «Las responsabilidades penales estarán prescritas, pero no hay prescripción que valga para las políticas. No sólo han defendido hasta la extenuación al director de las excavaciones de la Campa, sino que le premiaron con la dirección del Museo de Grandas de Salime», indicó el edil en referencia a Francisco Cuesta.

La polémica sobre las excavaciones de la Campa saltó a la luz pública en abril, cuando se tuvo constancia de que se habían encontrado más de 300 cajas «olvidadas» con material arqueológico en un búnker de la vieja instalación militar de la zona. El hallazgo se correspondía con el resultado de diferentes campañas de excavación realizadas entre los años 1977 y 2000. Los actuales responsables del museo y la administración gijonesa y autonómica aseguraron no estar al tanto de esa ubicación, al tiempo que la responsabilidad se derivaba hacia los directores de las excavaciones: el ya fallecido José Luis Maya y el actual director del Etnográfico de Grandas, Francisco Cuesta.

En la notificación de la fiscalía se mantiene que la decisión de guardar en aquel búnker las piezas fue de los directores de la excavación, ya que no se acredita en ningún documento que lo hubieran notificado a los organismos pertinentes, y que esa imprudencia grave debe ser el origen del posible delito. Ya que las excavaciones terminaron en el 2000 y este tipo de delitos prescribe a los tres años, cualquier opción de responsabilidad penal quedó anulada siete años antes de la denuncia del PP.

Es verano, el fiscal archivó el caso, pero el PP sigue reclamando responsabilidades políticas y dimisiones. Hace bien, aunque dudo que vayan a tener éxito. En cualquier otro contexto, de tipo empresarial, por ejemplo, ya hace tiempo que los responsables de un desaguisado tan descomunal, como el ocurrido en la Campa Torres, estarían viendo el horizonte de los pingüinos.

Fíbula de doble resorte, una de las piezas localizadas en las excavaciones arqueológicas de la Campa Torres, en Gijón, y aún pendientes de exhibición. Foto: J. PAÑEDA

El PP pide una comisión parlamentaria que investigue el "expolio" de Campa Torres

Para el PP, aunque la Fiscalía haya considerado prescritos los hechos, aún deben reclamarse "responsabilidades políticas y administrativas", tanto a nivel municipal como regiona


Vía: EL COMERCIO | EFE | 29 de julio de 2010

El Partido Popular solicitará en la Junta General del Principado la creación de una comisión de investigación que aclare qué pasó con miles de piezas arqueológicas que permanecieron olvidadas cerca de diez años en un búnker de la Campa Torres.

Para su constitución tendrían que contar con el apoyo de Izquierda Unida, una formación que el diputado regional del PP Alfonso Román López espera que "no mire hacia otro lado" y se mantenga fiel a sus vinculaciones asturianistas.

El apoyo de IU es necesario para conseguir que se forme esta comisión parlamentaria ya que, tal y como ha señalado en rueda de prensa el diputado popular, el grupo socialista previsiblemente votará en contra de su constitución porque hasta ahora sólo ha mostrado interés por "tapar este asunto".

Para el PP, aunque la Fiscalía haya considerado prescritos los hechos, aún deben reclamarse "responsabilidades políticas y administrativas", tanto a nivel municipal como regional.

De hecho, distintos dirigentes populares ya han solicitado la dimisión del concejal de Cultura de Gijón, Justo Vilabrille, y pedido que se asuman responsabilidades desde la Consejería de Cultura.

Acompañado por el concejal del PP en el Ayuntamiento de Gijón, Manuel Pecharromán, y de la edil popular de Oviedo, María Jesús Rodríguez, como vocales que son en el Consejo regional de Patrimonio, el diputado popular ha exigido hoy también el cese del actual director del Museo de Grandas de Salime, Francisco Cuesta, que fue codirector de las investigaciones en Campa de Torres.

"No es de recibo que el principal responsable de este expolio dirija un museo en Asturias", ha afirmado el parlamentario popular, que ha exigido "su destitución inmediata".

Pecharromán ha incidido en que el caso de la Campa Torres también ha dejado "desacreditadas" a las responsables políticas que dijeron que no se habían producido daños, como es el caso de la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, que antes de este cargo fue titular de la concejalía cultural gijonesa entre 1997 y 2007.

"Vamos a pedir hasta las últimas consecuencias que se depuren responsabilidades políticas por el mayor desastre arqueológico conocido en Asturias", ha afirmado el edil gijonés.

Ha añadido que, el escrito de la fiscalía no ofrece lugar a dudas y destaca que el lugar en el que se guardaron las piezas no cumplía las condiciones necesarias para su conservación, lo que ha supuesto un "deterioro innegable" tanto de los restos como de la información, por lo que hubo un delito contra el patrimonio histórico.

María Jesús Rodríguez, por su parte, ha recordado que este asunto aún no ha sido abordado por la Comisión regional de Patrimonio, que se reunió por última vez en febrero y que no volverá a hacerlo hasta final de año.

En este foro, el PP va a pedir que se constituya una comisión especial sobre este caso, mientras que a nivel regional, y a través del Parlamento, estas formación va a exigir que se desarrolle la Ley de Patrimonio, aprobada en 2001

Una nueva puntada en esta larga trama. El gobierno regional culpa directamente a la directora de las instalaciones de Campa Torres Paloma García Díaz, alumna y colaboradora habitual de C. Fernández Ochoa. Falta ahora por saber qué alega ella en su defensa.

El Principado culpa a la directora de la Campa Torres del caos en la conservación de restos arqueológicos. El Gobierno regional cree inverosímil que Paloma García no supiera en diez años de la existencia de las piezas

09.08.10 - 02:44 -M. F. A. | GIJÓN, en El Comercio Digital

La responsabilidad del caos en el almacenamiento de restos arqueológicos de la Campa Torres es de la directora de esta instalación, Paloma García. Eso entiende al menos el Gobierno regional asturiano, que considera completamente inverosímil la explicación dada por la responsable de los Museos Arqueológicos de Gijón tras la aparición, en marzo de 2009, de miles de piezas arqueológicas -8.322 exactamente en 330 cajas- abandonadas y en malas condiciones para su conservación.

Fuentes del Ejecutivo autonómico aseguraron ayer a EL COMERCIO que «durante diez años hubo una responsabilidad que no se ejerció», en referencia directa a Paloma García y exculpando de esta forma a otro arqueólogo, Francisco Cuesta, que estaba al frente junto a José Luis Maya de las excavaciones arqueológicas de Gijón y que dejó esos materiales bajo la custodia del museo de gestión municipal cuando abandonó ese cargo. «Manifestar que después de diez años al frente del museo se descubre un zulo con material desconocido que es preciso clasificar es completamente absurda», aseguraron las mismas fuentes.

Esta toma de posición contundente del Gobierno asturiano se produce después de que EL COMERCIO publicara el acta de una reunión celebrada en el año 2000 en la que Cuesta, que hoy ejerce como director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime en sustitución de Pepe el Ferreiro, alertó precisamente de fallos en el almacenamiento de restos arqueológicos en la Campa Torres. «A la vista de lo publicado, estamos satisfechos porque se recupera el buen nombre de Cuesta, que fue utilizado como un chivo expiatorio del PP y de algunos amigos de José Naveiras, El Ferreiro», aseguran desde el Ejecutivo que dirige Vicente Álvarez Areces, que entiende que se ha probado que el proceder del arqueólogo ha sido siempre «honesto y muy profesional».

No sucede lo mismo, en opinión de las mismas fuentes, en el caso de Paloma García, porque la responsabilidad del depósito de materiales arqueológicos correspondía al Ayuntamiento de Gijón en virtud de un permiso concedido por el Gobierno asturiano en el año 2006. «La responsabilidad sobre las piezas y su conservación corresponde a la persona designada por el Ayuntamiento, que es la directora del museo», subrayan.

Entiende también el Principado que quizá la actitud de los técnicos tras conocer la existencia de esas piezas almacenadas en una habitación oculta tras una puerta tapada por una estantería no fue la correcta. Y es así porque no informaron a su debido tiempo de la aparición de esos restos arqueológicos. Lo hicieron tiempo después de aquel mes de marzo de 2009 en que aparecieron las piezas.

Las críticas del Ejecutivo socialista asturiano son aún más duras cuando se refieren a la actitud que ha adoptado el PP en todo este asunto, que no duda en calificar de «bochornosa». «Se han dejado llevar por un tejido de intereses de empresas que le han servido de coartada para ensuciar todo, poniéndose, sin ningún reparo, al servicio de intereses poco claros», aseguraron a EL COMERCIO.

Pese a que desde el Gobierno asturiano se quieren dejar las cosas muy claras sobre las responsabilidadades en esta polémica que se ha mezclado con la de la destitución de Pepe el Ferreiro como director del Museo de Grandas de Salime y su sustitución por Francisco Cuesta, la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, no quiso ayer pronunciarse con claridad. «Yo no quiero entrar en polémicas», aseguró Álvarez durante una visita a la Feria de Muestras de Asturias, en Gijón. Evitó, igualmente, pronunciarse sobre la reunión en la que Francisco Cuesta, cuando ella era concejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, alertó de esos fallos de almacenamiento de los que se le acusó a él después. «No puedo tener un recuerdo claro de lo que se comentó exactamente en esa reunión, pero desde luego no tiene nada que ver con los restos hallados en 2009», señaló Álvarez.

Tiene un doble papel la consejera en esta historia. Porque si bien ahora forma parte del Gobierno asturiano, en aquel momento lo era del local de Gijón. «No cabe duda de que el proceder de Mercedes Álvarez como consejera ha sido impecable. Exigió a todos los arqueólogos que cumplan con sus obligaciones, pidiéndoles que tengan sus obligaciones, pidiéndoles que tengan sus inventarios al día, entregando las piezas que todavía obren en su poder», señalan desde el Ejecutivo.

P.D.- Según uno de los comentarios anónimos al pie de la noticia, el denunciante del problema, Cesar García de Castro, actuaría por resentimiento, por ser "quien perdió la oposición ante la señora Paloma García". Sin embargo, según esta otra noticia de antes de ayer en ECD (Bajo la polémica piel de la Campa Torres), en Asturias "la gran mayoría de los arqueólogos de la región tienen pendiente la entrega de sus descubrimientos... El hallazgo de los restos almacenados en un local no acondicionado arroja luz sobre una cadena interminable de malos procedimientos, generosos dividendos y relaciones personales...de hecho, según ha podido saber EL COMERCIO, sólo un arqueólogo, Cesar García de Castro, tiene al día sus excavaciones y expedientes", lo que habla en favor de dicho arqueólogo.

De paso, el acta de la sesión de 24 de mayo de 2010 de la Comisión de Cultura y Turismo de la JGPA:

Comparecencia, a solicitud de cinco Diputados del Grupo Parlamentario Popular, de la
Consejera de Cultura y Turismo para que informe sobre todo lo relacionado con el paradero y localización de un conjunto de más de 20.000 piezas procedentes de las excavaciones de la Campa de Torres, en Gijón, de todas las excavaciones llevadas a cabo en este parque arqueológico a lo largo de su existencia y sobre otras cuestiones relacionadas


Es instructiva porque ella va haciendo repaso de lo oficialmente documentado. Aunque no de todo, como le recordará uno de los diputados del PP (pág. 15) tras un comienzo algo lapidario: "Gracias, señora Consejera, por su comparecencia y por su prolija y detallada exposición, que desgraciadamente no ha servido para nada. Ha sido, en nuestra opinión, un esfuerzo baldío... existe un documento que firma Pilar González Lafita, Directora de la Fundación Municipal de Educación, Cultura y UP de Gijón, que le traslada a usted hace unos días, hace poco tiempo, y en el cual dice lo siguiente, textualmente: "... Al sacar las cajas del depósito del castro de la Campa Torres, en un almacén oculto de los sótanos del museo, aparecieron 330 cajas de material general y 8.322 piezas de material selecto, pertenecientes a diversas campañas de excavaciones del castro dirigidas por don José Luis Maya González, fallecido en el año 2001, y Francisco Cuesta Toribio, de las que el Ayuntamiento no tenía —tome nota, señora Consejera— ni registro, ni inventario, ni seguro, al no tener noticia de la existencia de dichos materiales..."

La Consejera empieza su (se adivina que nerviosa) respuesta de una curiosa forma: "Evidentemente, como usted sabe, ese escrito fue dirigido a mí. Está claro que esa carta la conozco. Otra cosa es que se pueda considerar..." Más adelante incurrirá en algunos lapsos y en problemas para cuantificar y ubicar exactamente determinados materiales.

En fin, suponemos que el asunto continuará, y que algún día se llegará al fondo del asunto, y a definir las correspondientes responsabilidades.

Gracias, Dra. Alicia, por haber puesto las referencias a las últimas noticias sobre este descomunal escándalo de la Campa Torres. Ayer no tuve más tiempo para hacerlo.

Se comprueba que ahora, desde el Gobierno del Principado, quieren hacer recaer toda la culpabilidad del asunto en la persona que menos pintaría en ello. Vamos, quiero decir que, efectivamente, claro que tiene su responsabilidad, pero que de lo que se trata es de que cargue con "el mochuelo" el más "pringao", como comúnmente se dice. Es lo típico de estas deleznables situaciones.

Estaba claro que, después de que el fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, declarara que, aunque prescrito, delito sí que había habido, el Gobierno del Principado tenía que al menos decir algo conveniente y buscar un chivo expiatorio. Máxime cuando, además, el presidente del mismo no va a volver a optar al cargo y debe dejar un tanto limpia su gestión.

Comoquiera que culpar también a la Consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, hubiera supuesto culpar a su propio gobierno, y comoquiera que culpar, así mismo, a Francisco Cuesta hubiera supuesto igual resultado de modo indirecto, a través de la Consejera que lo nombró, sintiéndolo mucho por la directora del parque arqueológico de la Campa Torres, y, aunque sea pupila de la arqueóloga Carmen F. Ochoa, se procede a tirar por la roca Tarpeia de dicho castro a la tal Paloma García, y a otra cosa mariposa, que la política tiene, en ocasiones -muchas-, estos sinsabores obligados y más cuando las relaciones caciquiles de poder local y autonómico todo lo invaden y degradan.

¡Pobre Paloma García! Primero nos recuerdan que ya fue condenada en su día por un juez por haber filtrado unos exámenes y ahora la crucifican, con la anuencia de los medios, delante de todo el mundo como la responsable única de un escándalo arqueológico que no se olvidará en lustros. ¡¡Y eso después de que José Luis Vega, director general de Patrimonio de la Consejería de Cultura, dijera todavía a finales del pasado mes de julio que, en lo sucedido en la Campa Torres de Gijón, «no hay que buscar culpables, sino soluciones"!! ¿Y no manifestó la Consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, en la Junta General del Principado que siempre estuvo todo perfectamente identificado e inventariado? ¿A qué viene entonces decir que la tal Paloma García es la responsable de todo el mal causado?

(En la imagen: Paloma García. Directora del Parque Arqueológico de la Campa TorresFoto: I. Gómez)

Pero vayamos también con Francisco Cuesta. Analicemos mínimamente esa acta en la que, al parecer, él ya había denunciado en 2000 que la manera en que se guardaban los restos arqueológicos no era la apropiada.

Lo primero de todo: ¿cómo es posible que casi cinco meses después de que estallara el escándalo se haya encontrado esa acta -del año 2000- que parece que lo exonera de toda responsabilidad? ¿Cómo es posible que hasta ahora él mismo no dijera nada al respecto? ¿Acaso se lo recomendaron por prudencia e interés político hasta no ver con claridad cómo derivaba el asunto? ¿Cómo es que esa acta no se mandó al fiscal, el cual dictaminó que, aunque el delito había prescrito, había que considerar como máximos responsables del mismo a los arqueólogos que tenían la gestión directa de la excavación de la Campa Torres, esto es, el propio Francisco Cuesta (puesto que José Luis Maya ya ha fallecido) ¿Hubiera declarado el fiscal máximo responsable a Francisco Cuesta de haber tenido esa acta en sus manos? ¿Habría ampliado el fiscal el número de responsables del delito prescrito de haber dispuesto de esa acta, y, en consecuencia, extendidas indirectamente las responsabilidades políticas?

Y, en cualquier caso, ¿por qué Francisco Cuesta no entregó los materiales debidamente clasificados, y con su correspondiente memoria arqueológica, al Museo Arqueológico de Asturias. ¿Qué es eso de que denunció en una reunión en Gijón del año 2000 el pésimo almacenamiento de los restos de la Campa Torres? ¿Por qué no dio parte también al Museo Arqueológico de Asturias, al menos? Y si lo denunció en esa acta del 2000 ¿cómo es que la Fundación Municipal de Cultura llegó a decir que ellos no tenían ni registro, ni inventario ni seguro de tales materiales? ¿Qué pasa? ¿Que ni la concejala de cultura, en su día (Mercedes Álvarez), ni la mencionada fundación, tenían ninguna responsabilidad en todo ello? ¿Hizo constar en acta también Francisco Cuesta que se reclamaran los vestigios gijoneses que se hallaban en Cataluña y exigió que se procediera a devolver los que eran de procedencia catalana?

Pero lo que es de traca (como todo este escándalo de declaraciones contradictorias y procederes absurdos) es que venga ahora la Consejera de Cultura y diga que «No puedo tener un recuerdo claro de lo que se comentó exactamente en esa reunión, pero desde luego no tiene nada que ver con los restos hallados en 2009». O sea, para morirse de risa, si no fuera porque la cosa no es ninguna broma. ¿Qué quiere decir? ¿Qué la denuncia de Francisco Cuesta del pésimo almacenamiento de los restos se referían a otro tipo distinto de los hallados en 2009? ¿Sí? Entonces, ¿cómo es posible que el Gobierno del Principado al que pertenece arremete furibundamente contra Paloma García haciéndola cargar con todas las culpas, precisamente con base a esa acta? ¿Y cómo es posible que el Principado exonere de responsabilidad a Francisco Cuesta si dice la Consejera que su denuncia no se refería a los materiales hallados en 2009? Según la Consejera esa acta no valdría para tal menester.

Está claro, es todo una tomadura de pelo a la ciudadanía. El marrón quieren que se lo trague en solitario la tal Paloma García. Así están las cosas. El castigo para la Consejera de Cultura se supone que será, después de esto, que queda amortizada en términos políticos para el futuro. Del arqueólogo Francisco Cuesta, mejor no decir ya nada.

Y, en fin, como dice el tópico: ¡Qué país, qué paisaje, y qué paisanaje!

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