Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución, y Carlos de Hita, comisario de la exposición. / El Norte

Fuente: elnortedecastilla.es | 22 de diciembre de 2014

Los sonidos desde hace 4 millones de años sirven de eje para la nueva exposición temporal que acoge el Museo de la Evolución Humana de Burgos (MEH) hasta el próximo mes de julio en la sala Pieza Única. Bajo el título ‘Ecos. Paisajes sonoros de la evolución humana’, la muestra «es un viaje en el tiempo desde la selva tropical africana hasta la actualidad basada en sonidos», explicó el director científico, Juan Luis Arsuaga. El objetivo es que el visitante viva una experiencia única y se sumerja en un ecosistema sonoro lleno de sensaciones para conocer los audios desde la antigüedad en doce minutos.

El reto es «recuperar un sentido que ha sido clave en nuestra evolución como es el oído y que hemos perdido con la civilización», dijo el codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. «Es el sentido que más utilizan los pueblos y las culturas que viven dentro de la naturaleza, sitúan todos los elementos del ecosistema por medio del oído, como hacen todos los biólogos de campo que son capaces de identificar lo que hay en el medio a través de este sentido».

Arsuaga explicó que a lo largo del recorrido se van escuchando los sonidos «que oían nuestros antepasados, desde que vivíamos en el bosque de la selva africana hasta extendernos por todos los continentes o a la época en la que se desarrollaron la agricultura y la ganadería».

También nos traslada a los lugares donde habitaban los grandes simios, cuyos ecos se entremezclan con otros de especies menos conocidas, o cuando medio millón de años después, en medio de la sabana africana, se podían encontrar los australopithecus.

Pero también en la muestra se escuchan los ecos de hace medio millón de años de los hombres que vivieron las estaciones cambiantes de Eurasia, donde vivió el Homo antecessor mezclándose con bisontes y uros. Desde esa época, se recorre la última glaciación y los primeros sonidos que acompañaron al hombre del Neolítico en Oriente Próximo, para cerrarse con voces y música de la actualidad.

En el final de la exposición, que se divide en siete capítulos de audio, el visitante podrá escuchar sonidos típicos de bosquimanos, danzas masai, indios amazónicos o de los habitantes de Papúa-Nueva Guinea. Todo un crisol de poblaciones y razas que aún viven fuera del tiempo, además de sonidos de la tecnología que ha cambiado nuestra forma de vida, como el ruido de la máquina de vapor, las interferencias de radio, la electricidad estática o el tráfico.

La visita se cierra con la cuenta atrás del lanzamiento de un cohete espacial como símbolo de la tecnología más actual, y el sonido del mar como referente de todo lo que aún se desconoce del universo. En definitiva, una banda sonora que servirá para potenciar el valor del oído y reeducarlo. Con más de 500 tomas de sonido, se ha diseñado «un experimento envolvente con una corona de altavoces que reconstruyen una esfera sonora donde toman cuerpo las atmósferas sonoras de la narración», indicó Carlos de Hita, reseñando que se han seguido criterios científicos en las reproducciones, «con el fin de ser lo más fieles posible a los sonidos que pudieron escuchar nuestros antepasados».

Además, el museo ha incluido en su exposición permanente tres libros originales de Charles Darwin: ‘El origen de las especies’, ‘Viaje de un naturalista’ y ‘El origen del hombre’.